RESILIENCIA

25

— ¿Que es lo que haremos con edward.?— hablo Jasper a sus hermanos cuando iban de camino a la escuela. — El puede contarle de mamá  a Isabela.

— No es tan idiota como para hacer eso.— Musitó Rosalie en el asiento del copiloto.

— No lo sabemos, Rosalie. — apoyo Alice a jasper.— Tenemos que mantenerlo vigilado.

— El sabe todo?— pregunto Emmet viéndolos por el retrovisor, puesto que el manejaba.

— Se metió a la mente de mamá.— recordó Rosalie con rencor.— Claro que lo sabe.

— Por el momento enfoquemonos en evitar que Edward se encuentre a Carlisle. siento su furia cada que hablamos de él.

— También debemos evitar que ve a mamá. Podría matarla.

Los hermanos adoptivos se vieron entre sí.

— ¿El sería capaz de eso?

El silencio reino en el auto, llegaron a la escuela justo cuando el timbre sonaba.

— Ya no lo sé.— murmuró Alice.

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— ¿Que es lo que harás hoy?— pregunto Carlisle viéndo a Kayra bajar de las escaleras colocandose su chaqueta.

— Comprare más pintura.

— ¿Más?

— nunca es suficiente.— sonrió pasando por su lado para ir por su bolso, pero Carlisle tomo su mano deteniendo su camino, la atrajo hacia sí chocando contra su pecho, ella alzo la vista debido a la altura que la sobrepasaba, sonrió.— ¿Que?

— Estás hermosa.— murmuró inclinando su rostro hacia el de ella rozando sus narices.

— Exagerado.— río dando un golpesito en su pecho fornido.

— ¿Así es como me pagas mi cumplido?— trato de sonar indignado tomando su cintura con ambas manos no dejando que se alejara de el.

— Nunca he sido buena en ello.— posó sus manos en sus brazos.— Me pones nerviosa.

El río entre dientes para después besar su nariz.

— Aún después de todo este tiempo?

Ella sonrió y entrelazo sus brazos tras su cuello colocandose de puntillas.

— Aún después de todo este tiempo.— susurro besando sus labios cortamente.— Además, ¡mírate! A cualquiera pones nervioso.

Carlisle volvió a reír y beso sus labios de nuevo, ella sonrió en el gesto.

— Sal conmigo.

Ella se separó de él solo unos centímetros confusa.

— ¿Que?

— Tengamos una cita.— insistió.

— ¿No estamos un poco viejos para eso?— bromeó.

— ¡Vamos!— sonrió besando sus mejillas.— Será divertido, no puedo llevarte a cenar, pero si puedo sorprenderte todavía.

Kayra alzo una ceja.

— ¿Todavía?

— No he perdido mis encantos mi amor.— susurro contra su mandíbula, haciéndole sonreir.

— Bien, iremos. Pero recuerda que tienes trabajo mañana, y ya has faltado mucho.—Carlisle se separó de ella sonriendo.— y hablando de eso, ya vas tarde.

— ¡No es mi culpa Tener a una mujer como tu frente a mis ojos en mi propia casa me hace perder la cabeza.!

Kayra río y beso su boca rápidamente para después tomar su bolso.

— Oh cariño, recuerda que la casa está a mi nombre.— sonrió antes de desaparecer en un borrón, el rubio río entre dientes.

— Si, como no amarla.

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Ya faltaban dos horas para que Carlisle saliera del trabajo, cada minuto veía el reloj en espera de salir a la cita con kayra, planeaba llevarla a lo más profundo del bosque.

Algo que amaban los dos era el cielo, las estrellas y la luna.
¿Y que mejor que verla en medio de la noche los dos solos?

— Doctor Cullen.

Una de las enfermeras tocó la puerta de su oficina y el la dejo pasar, la mujer sonrió nerviosa ante el y al recordar lo que dijo kayra esa Mañana le hizo sonreír.

— ¿Que sucede?

— Vinieron a visitarlo, dijeron que era urgente.

Carlisle fruncio el ceño preocupado, le hubieran llamado al teléfono en caso de que ocurriera algo, o por la mente por medio de Edward pero descarto esto último hacia semanas que no lo veían.

Quizás era kayra, la vampiresa odiaba la tecnología y procuraba hacer las cosas por su cuenta en vez de depender de algún artefacto del demonio, como le llamaba ella.

Sonrió tontamente al recordarla, no era necesario decir que Carlisle Cullen estaba rotundamente enamorado de kayra y cada que la veía le hacía sentir un adolescente.

— Dile que pase.

Inconscientemente comenzó a arreglar su oficina inclusive acomodó su bata blanca, pero se detuvo cuando olfateo el aire.

No era el aroma dulce y suave de kayra, este era neutro, no había nada especial en el.

Cuando supo de quién se trataba sus alarmas se prendieron y trato de alejarse rápidamente pero era tarde.

Ella ya había entrado.

Sonrió abiertamente al verlo ignorando la mirada de odio que el le lanzaba sin disimulo.

— Tiempo sin vernos querido.— se paseo por la oficina,Carlisle trato de alejarse lo más que podía de ella.— ¿Como te va?

— ¿Que haces aquí? ¿Cómo es que nos encontraste?

— Tengo contactos.— respondió simplemente— Me extrañaste? Por qué yo sí.

Trato de acercarse siendo detenida por él.

— No te acerques

— ¿Seguimos teniendo rencores? ¡Lo había olvidado!— río falsamente.

— Lárgate de aquí!

— Esa no es manera de tratar a tu mujer.

— No eres mi mujer, ni nunca lo serás.— gruño tratando de retroceder aún más pero el archivero que tenía a sus espaldas lo detuvo dejándolo a merced de Esme que sonrio.

— Eso dices ahora, ¿pero que tal después?— se acercó a el lentamente, y paseo sus manos sobre su pecho, acercó sus labios a su oído y sonrió cuando sintió que el se relajaba de pronto.— Ahora, ¿me extrañaste?

Se separó de el un poco recibiendo una sonrisa de lado.

— Mucho.

Esme sonrió y beso sus labios lentamente en espera de que el respondiera y lo logro.

Carlisle le estaba besando de vuelta.
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NO COPIAS NI ADAPTACIONES

MAJO.