Antonella
— Ya lo dije y no lo repetiré, Antonella. – Gritó mi padre furioso a través del teléfono – La seguridad tuya y de mi nieta, van primero. La Interpol programo tu viaje para mañana, te quiero acá y no más pretextos.
— Estaré allá mañana, padre.
— Te espero, Antonella. – Trancó.
Respire hondo y continúe en lo mío. Los nervios me delataban, pero no podía demostrarlo... No a Alessa, que me conocía mejor que yo misma... Y lo que tenía eran 15 años. Solo oía pasos por las escaleras, ya conocía el olor a tocino. Y fue solo cuestión de segundos, para tenerla sentada al frente de mí.
— ¿Qué, solo a ti te llama el olor a tocino?
— Sabes que sí, mamá. – Robó un pedazo mientras servía el jugo de naranja.
Mi pequeño gran amor, comía muy feliz su desayuno... Y yo no quería arruinarle esa felicidad. No quería llevármela de Francia, y obligarla a empezar de cero. No quería quitarle sus amistades, su vida, arrebatarle todo lo que conoce. Pero su seguridad siempre había sido y sería mi prioridad.
— Mamá... Te veo muy seria hoy. ¿Estás bien o ya te llegó mi boleta de calificaciones?
— ¡Alessa! – Le di la mirada y enseguida sus mejillas estaban coloradas.
— Sabes que no reprobaría ni una sola materia, ma.
Amaba que me llamara así... No sabía porque, pero mi corazón se alborotaba cuando me decía así. Me armé de valor, y esperando una buena respuesta, lo solté.
— Nos vamos mañana a Washington – Dije sin más.
— ¿Vacaciones adelantadas? – Habló masticando el pan tostado.
— Es trabajo, cariño. Pero será un poco largo y tedioso, por eso debo de llevarte conmigo.
Me sonrió. Mi niña y su ternura, ni porque tuviera 15 años dejaba de ser tan tierna. ¡Qué me la como a besos, Dios!
— ¡Veré a mis abuelos y a mis tíos! – Sonrió aún más.
— Te amo, pequeña – Caminé hacia su asiento y le di un pequeño beso en su cabezota. – Tienes que saber que mamá jamás permitiría que algo te sucediera.
Se escurrió un poco pero luego me dedico una sonrisa y me lanzo un beso. A veces actuaba con ella como si tuviera 5 años y me dolía un poco verla crecer tan rápido, pero siempre sería mi niña. Estaba orgullosa de la hija que tenía, y jamás me arrepentiría de mi decisión a mis 15 años.
Luego del desayuno, Alessa se fue a su habitación a preparar sus valijas con ayuda de su adorada "nanita", quien había sido mi apoyo desde mi embarazo hasta el día de hoy. Sin contar a mis padres y mi hermano, quienes después de tanto, me dieron su amor y compresión, y pude seguir adelante con mi pequeña.
— Antonella, ¿podemos hablar? – Jorge entró por la puerta que daba al jardín.
— Sí, te veo en el jardín.
Jorge salió por donde entró, y tras mirar rápido hacía las escaleras y darme cuenta que Alessa no estaba allí escuchando, salí de la casa.
— El avión estará listo a las seis de la mañana, son siete horas y medias de vuelo a Washington. ¿Algo más que necesites?
— Necesito que tengas varios hombres vigilando al rededor, debemos de cuidar de Alessa lo más que podamos.
— ¿Confirmado por tu padre o la Interpol que ella es el objetivo de el turco?
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To the woman I always loved
Romance10 razones.... 10 cartas... 15 años... 1 motivó para no rendirse. Antonella Lasserne, una belleza ante quien la viera. Huyó a los 15 años de Washington, dejando todo lo que quería. Su familia, sus amigos, su primer y único amor... Y llevando solo vi...