Dos semanas después
Alessandro
Después de el juicio de mis padres, el ambiente estaba aún más tenso. Mis abuelos asistieron y para ellos, eso fue devastador. Aún no encontraba las palabras para decirle a Hannah que sus padres ahora estarían en la cárcel. Que posiblemente no los vería más.
Tenía trabajado atrasado en la familia, veía menos a Antonella después que nos besamos en casa de mis abuelos y compartía muy poco con mi hermana. Sentía que llevaba tanta mierda en mis hombros y aún no podía lanzarla y dejarla atrás.
— ¿Ya te vas? – Preguntó Carla.
— Sí, estoy cansado ya. ¿Y tú? ¿Hoy te toca turno completo?
— No, pensaba ir por un trago. ¿Te anotas?
No estaba atado a nadie, mis sentimientos por Antonella aún no estaban claros y ella me había evitado por dos semanas... Un trago con ella no estaría mal.
Carla había entrado hace dos meses al equipo, pero muy poco la veía. Por boca de los demás, supe que realmente hacía buen trabajo pero no tenía el tiempo de comprobarlo por mi mismo.
— Iré caminando, el bar está a la vuelta – Mencionó.
— Entonces te sigo – Le sonreí.
Gracias al trabajo, realmente no había notado lo guapísima que Carla se veía. Se veía diferente a un citadino, tenía una belleza diferente.
— ¿Naciste aquí? – Pregunté por curiosidad.
— Nací en New York pero a los diez años me mudé. ¿Y tú? Tienes cara de ser de California.
— Muy lejos de mi hogar – Solté una carcajada.
— Te ves como la clase de chico que ama surfear, andar en motocicleta y tomar cerveza... ¿Florida?
Mi verdadera risa, esa que yo catalogaba como escandalosa, salió.
— Nacido en Italia, criado aquí desde los trece años.
— Estuve muy lejos – Sonrió.
Entramos al bar que estaba repleto... ¿Y como no? Viernes a las 9:00 pm. Nos sentamos en la barra y ordene dos cervezas, no pretendía emborracharme hoy.
— No pareces americana – Confesé.
— Mi padre es americano, mi madre es española – Me sonrió – Mezcla de ambos.
Creo que realmente tenía un imán con las mujeres europeas. Disfrutaba mi cerveza pero en el fondo, me sentía incómodo. Ninguno de los dos hablábamos y solo retumbaba la música en mis oídos.
Recibí un mensaje de Hannah, preguntándome donde estaba... Mi Dios, aún no había ido a verla. Pero tampoco quería cortarle a Carla de esta manera. No lo merecía. Pero también sentía que yo me lo merecía. El disfrutar compañía, el sentir que era estar con alguien nuevamente.
— Disculpa que no te notará antes, aunque muchos me habían hablado de tu gran trabajo.
— Tranquilo, no es tu deber conocer a todos en la central.
— Si lo es – Medio sonreí – Soy el director, debería de saberlo.
Y entre cerveza y cerveza, se nos fue la noche. Carla era mucho más agradable de lo que creía, y realmente con buenos temas de conversación. La cerveza me hacía dejar el temor de abrirme nuevamente.
Casi a las 1:30, salimos del bar. Carla estaba un poco pasada de cervezas ya, solo reía mientras caminábamos de regreso a la central por los autos. Las calles no estaban tan desiertas pero si frías. Aunque llevaba el saco, temblaba.
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To the woman I always loved
Любовные романы10 razones.... 10 cartas... 15 años... 1 motivó para no rendirse. Antonella Lasserne, una belleza ante quien la viera. Huyó a los 15 años de Washington, dejando todo lo que quería. Su familia, sus amigos, su primer y único amor... Y llevando solo vi...