Capítulo 3

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Antonella

— Mamá... ¿En serio debes de irte? – Alessa preguntó por 5ta vez.

— Prometo estar acá temprano.

— ¿Pero puedo salir con mi abuela y mis tíos? – Hizo el puchero perfecto para convencerme.

Rodé los ojos. Lo que conseguía esta chiquilla.

— Sí, con cuidado – Le di un beso en la frente y salí de su habitación.

Terminé de alistarme, y con nervios. Salí de la casa junto a papá, el iba acariciando mi mano e intentando calmarme. ¿Como no me daba miedo enfrentarme a gente extremadamente mala y si me daba miedo ver al amor de mi vida? A veces yo si que podía ser muy estupida.

Al llegar a las instalaciones, y pasar los diferentes puntos de seguridad, papá me tomo la mano intentando calmarme. Todos me miraban como a un bicho raro, mientras que a mi padre lo miraban con respeto... Y lo entendía. ¿Quién no quisiera ser como Antoine Lasserne?

Mi padre es u francés que prestaba servicio a Estados Unidos y estaba orgulloso por eso, no quería regresar a Francia... Solo lo hacía por mi y por su nieta, no existía otra razón que lo obligara a regresar. Ni su familia lo haría volver, y por eso siempre había estado agradecida con él. No solo por ser mi padre, por cuidar de mi y por respetar mis decisiones... Si no, porque arriesgaba su vida con tal y vernos.

Nos llevaron hasta una sala de conferencias que era enorme, y nos esperaban de 15 a 20 personas allí. ¡Mi madre! Qué mi padre se ha salido con la suya otra vez. Luego de la ronda de saludos, sonrisas y halagos hacia él, todos miraban serio esperando saber quien era yo... De donde me habian sacado. ¿Tan ruda pero a la vez tan miedosa, no? Estupida cobarde.

— Ella es mi hija, Antonella Lasserne. Ha volado desde Francia para saber los avances del FBI con El Turco.

Muchos me miraron con sorpresa, en otros hubo alivios en sus rostros y la pequeña cantidad que quedaba... No entendía esas expresiones. Pero en cuestión de segundos, todos extendieron sus manos para presentarse.

— Un placer estar acá, jamás imaginé conocer la sede del FBI. – Mi voz carraspeó– Pero tanto ustedes como yo, tenemos el mismo enemigo en común.

Un señor un tanto canoso atravesó la puerta con una gran sonrisa. Saludo de beso y abrazo a mi padre, parecían los mejores amigos de toda la vida... Mientras que yo no sabía de donde habia salido este hombre.

— Antoine, no me habías mencionado que tu hija es tan hermosa – Extendió su mano hacia mi y en cuanto se la di, deposito un beso en ella.

— Muchas gracias, señor.

— Llámeme Harry, y por favor... Explíqueles un poco más porque esta acá, muchos no saben.

Respiré y me posicione enfrente de todos, debía de dar una explicación que no sabía como darla o que decir, y esto jamás me había pasado... Los nervios me ganaban. Me grité mentalmente y deje todo a un lado. Debía de comportarme como lo que soy. Una agente de la Interpol.

— Ustedes persiguen al mismo hombre que yo... Onun Begalaryan, alias El Turco. – Respiré hondo – Al año que entré a la Interpol, ese fue mi debut... Mi primer caso. Y desde ese entonces, he estado buscándolo.

— ¿Y por qué se ha complicado su captura? – Preguntó un joven, un poco guapo.

El turco tiene amigos y socios en todo el mundo, cuando crees que podrás capturarlo... Alguien tapa sus huellas. Pocos conocen su verdadera cara, y una de esas personas soy yo.

To the woman I always lovedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora