Capítulo 17

1.1K 109 3
                                    

Maratón 4/5

Antonella

Casi a las 4 de la mañana, llegamos a Bellevue. Alessandro aviso a sus abuelos la noche anterior, que estaríamos allá... Así que nos esperaban. El chófer sostenía un cartel con nuestros nombres. No llevábamos equipaje, así que la salida del aeropuerto fue rápida.

— ¿Estás nervioso? – Pregunté cuando ya estábamos en el auto.

— Un poco... No se como mis abuelos tomarán esto.

Luego de unos 20 minutos, el BMW se detuvo ante una verja negra que tenía en letras doradas DG. El chofer marco una clave en una pantalla que había al lado, abriéndonos camino. Ya sabía yo que los abuelos de Alessandro tenían dinero, pero siempre me sorprendían.

— Olvidé decirte que se mudaron – Me sonrió.

— Recuerdo la casa anterior un poco más pequeña.

— Está es el triple de aquella... Mis abuelos aman vivir por todo lo alto.

El chófer nos abrió la puerta mientras sostenía nuestras mochilas. La casa no tenía otra palabra más que perfecta, porque realmente lo era. Me costaba asimilar que alguien pudiera costearse algo así, pero ellos sí. Y como lo disfrutaban.

— ¡Mi amor! – La abuela de Alessandro bajo las escaleras hacía nosotros.

— Abuela – Ambos se unieron en un abrazo – Cómo te he extrañado.

Lo lleno de besos y tras soltarlo, se me quedo viendo. Dios, soy una intrusa... Pero mis pensamientos se borraron al ver su sonrisa.

— Mi niña... Estás hermosa – Me abrazo fuertemente – Ya eres una adulta.

— Usted también sigue igual de hermosa.

Nos llevó hasta el comedor y varios de la servidumbre hicieron acto de presencia. Nos sirvieron café, jugo y un gran desayuno. Apenas eran las 5 de la mañana y tenían todo listo.

— ¿Y abuelo?

— Ya sabes – Rodó los ojos – Dándose su larga ducha y eligiendo la ropa correcta porque jamás puede estar mal arreglado.

Ambos nos reímos al escuchar eso, porque era completamente cierto. El abuelo de Alessandro era un hombre impecable, jamás se le veía sucio u oliendo mal. Siempre estaba bien vestido y acorde a la situación.

— Terminen su desayuno mientras el baja, así podremos hablar de eso tan importante que me dijiste por teléfono.

Disfrutamos el desayuno mientras charlábamos. La señora Evelyn me atacó a preguntas, y todas eran referente a lo mismo... Que hice en esos 15 años, o porque me fui. Intentaba evitarlas lo más que pudiera pero era difícil. Hasta que la distracción llegó.

— Buenos días – Anunció el señor Vito desde la puerta del comedor.

— Abuelo – Alessandro se levanto a abrazarlo.

El señor Vito era el típico italiano, o eso decía el. Rubio, ojazos azules y muy blanco. Extremadamente blanco. Pero para los demás, era el típico americano. El se creía una mezcla de ambos después de tantos años viviendo aquí.

— A la única que he querido como nieta, ha regresado – Me dio un abrazo de esos que te aflojaban hasta el corazón.

— Señor Vito, sigue igual de guapo.

Me sonrió, ambos estaban emocionados por mi regreso... Pero creían que era porque Alessandro y yo estaríamos juntos otra vez. Y ninguno de los dos se había molestado en desmentirlo.

To the woman I always lovedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora