Presente - i

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—Señor, ¿le gustaría hacer una amable donación al Orfanato de los Sagrados Corazones por Navidad? —Preguntó un adolescente vestido en traje de elfo.

—Tal vez de salida, chico. No, no te hablaba a ti —cubriendo su teléfono, Arthit no se molestó en volver a mirar al chico.

Cling, cling, cling (la campana sobre la puerta).

El café estaba decorado con muchas decoraciones navideñas. Todas las ventanas estaban pintadas con nieve falsa, luces de estalactitas colgaban por todo el techo y en la parte trasera estaba un colorido árbol de Navidad con un tren de juguete dando vueltas a su alrededor.

—Está bien, tengo que irme. Te hablo luego.

Arthit cuelga el teléfono mientras entra al café. Miró alrededor con el ceño fruncido. Ahora mismo debería estar en su oficina, no en este café. Tiene mucho trabajo esperando por él. No entiende por qué su novio no puede esperar a mañana para hablar. Ya le había prometido no cancelar como sus dos últimas citas.

Arthit ve la espalda de su novio y camina hacia allí. Sabe que su novio ya debió haber ordenado por él, sabiendo que no tiene mucho tiempo. Sin embargo, está listo para decirle al empleado que se lo ponga para llevar. De verdad que no tiene tiempo para esto.

—¿Esperaste mucho? Lo siento, pero de verdad no puedo quedarme —dijo Arthit mientras veía su comida esperando por él. Ni siquiera ha mirado a su novio todavía.

—P'Arthit, ¿puedes al menos sentarte?

—¿Es sobre la fiesta de Navidad de tu empresa? De verdad no tengo tiempo de ir. ¿Puedes pedirle a otro amigo que vaya contigo? ¿Irá Gina este año? Tal vez puedan ir juntos.

—No. Esto no es sobre la fiesta de Navidad de mi empresa. Tampoco podré ir.

—Bueno, está bien. Sin escándalos —Arthit se arregla la chamarra y toma su favorita leche rosa. Su novio nunca ha fallado en conseguirle una. Sorbiendo su bebida con la cabeza baja, miró hacia arriba entre su flequillo para ver el perfil de su novio, quien miraba fuera por la ventana.

En todos estos años, su novio sólo se ha vuelto cada vez más apuesto. Ya no es un chico, sino un hombre que ha ganado peso en todos los lugares correctos. Nariz recta, mandíbula definida, sonrisa estupenda, hombros anchos y esos ojos hipnotizantes en los que puedes ahogarte. Este es uno de los motivos por el que no puede pasar mucho tiempo con él. No sería capaz de terminar nada de su trabajo.

El joven esperó a que su novio le preguntara por qué quería que se vieran. Pero al ver que Arthit no tenía nada que preguntar o consultar, no tuvo más opción que seguir hablando.

—P'Arthit, yo...

—¿Disculpa? —Arthit alzó su mano para llamar la atención de un empleado cercano.

Rápidamente, el hombre deja todo y va hacia él.

—Si, señor. ¿Cómo puedo ayudarlo?

Arthit levanta su plato y se lo da al empleado.

—¿Puedes por favor empacarlo para llevar? Tengo que irme pronto.

—Sí, señor. Ya vuelvo —el empleado se alejó rápido con el plato intacto.

Arthit se giró hacia su novio quien tenía la cabeza baja, dejando salir un sonoro suspiro.

—Lo siento. De verdad estoy ocupado hoy. Si no fuera porque ya estaba fuera de la oficina haciendo mandados cuando llamaste, en serio no habría podido venir a verte.

—P'Arthit, mañana tengo que ir a Chiang Mai. Quiero que vengas conmigo.

—¿Qué? No puedo simplemente irme con tan poca anticipación. Quiero decir, ya me estoy esforzando por venir a verte.

—No nos hemos visto por casi un mes, ¿y es mucho pedir una hora para la comida?

—No me refiero a eso. Si no estuviera tan ocupado, te daría todas mis horas. ¿Feliz? —Dijo Arthit, girando los ojos. De verdad no tiene tiempo para este drama.

—Ni siquiera un poco.

—¿Qué quieres de mí? Es casi fin de año y se deben terminar muchos proyectos. Sabes lo duro que estoy trabajando por ese ascenso.

—Nunca te he impedido seguir tus sueños, pero parece que tu sueño no me incluye.

Arthit estaba a punto de decir algo, pero el empleado regresó con su comida empaquetada, interrumpiendo lo que estaba por decir.

—Aquí tiene, señor. ¿Necesita algo más? —El empleado le preguntó con una sonrisa amable.

—No, gracias. Esto es todo lo que necesitaba —dijo Arthit con educación, tomando la bolsa. El empleado sonrió y se alejó.

Arthit tomó un gran aliento y regresó su atención a su novio.

—Quiero decirles a mis padres sobre nosotros y quiero que vengas conmigo. Mi abuela podría no resistir y nuestra familia volará a Chiang Mai para verla antes de que sea demasiado tarde. Ella es la única a la que le hablado sobre nosotros y quiere conocerte antes de morir.

Arthit se congela. No sabe qué decir. Ha estado evitando esto lo más posible. Incluso ha evitado a sus propios padres.

—No creo que pueda dejar el trabajo. Y, quiero decir... ¿no deberíamos planearlo más?

—Mi abuela no tiene tiempo para nuestros planes. Está en su lecho de muerte. Sólo olvídalo. Nunca estarás listo. Me gradué hace cinco años y cada año dices que será el próximo año. Ya son ocho años.

Arthit puede ver el enojo y las lágrimas amenazando con caer de los ojos de su novio. No se atreve a moverse y cierra los ojos.

—Seguimos siendo jóvenes. Estuvimos de acuerdo en enfocarnos en nuestras carreras para construir un mejor futuro —dijo Arthit sin ver a su novio.

—¿Un futuro juntos? ¿O separados? Prefieres verme ir a citas a ciegas que me arregla mi madre antes de decirles la verdad a nuestros padres.

—Sabes que eso es sólo porque confío en ti —dijo Arthit, pero ni siquiera él está convencido. Odiaba esas citas. Contenía el aliento cada vez que su novio iba a una. Temía que, algún día, su novio se diera cuenta de que había alguien mejor allá afuera.

—P'Arthit, está bien. Tu hora de comida casi termina. Aún tengo cosas por hacer y debo empacar. Me iré ahora. Te compré un boleto para mañana. Si no te veo mañana, sabré cuál es tu respuesta.

Arthit entró en pánico y tomó la muñeca de su novio.

—¿Estás rompiendo conmigo? —Buscó los ojos de su novio.

—No. La pregunta es, ¿tú romperás conmigo? —Su novio haló su propia mano para irse.

Arthit vio cómo su novio se levantaba y se iba del café, y probablemente de su vida. Miró el sobre que su novio le había dejado. Lo abrió para ver dentro un boleto de avión a Chiang Mai. Pero esperen, hay algo más adentro. El símbolo de su amor que no había visto en ocho años también estaba dentro con una pequeña nota.


P'Arthit.

Espero que me lo regreses mañana.

Con amor, Kongpob.

Todo lo que quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora