Esta es una historia corta de Navidad con Arthit y Kongpob, ligeramente basada en mi historia de Navidad favorita por Charles Dickens, Un cuento de Navidad.
Sólo puedo prometer un viaje divertido y un final feliz. Eso es todo, amigos. ¡Felices fiest...
Arthit vuelve a atravesar el túnel galáctico. Esta vez sale a un salón de banquetes hermosamente adornado con flores por doquier.
Arthit se giró a ver a Futuro.
—¿Qué es esto? ¿Me voy a casar? ¿Kongpob me propuso matrimonio? Yo nunca estaría de acuerdo con esta gran payasada.
—Bueno, alguien sí. Mira allá —Futuro apuntó a unas chicas caminando por el pasillo.
Arthit las siguió hasta una habitación de hotel. Había ropa, zapatos y maquillaje por todos lados. Arthit oía chicas murmurando y riendo dentro de la recámara. Se acercó a la puerta y echó un vistazo dentro. Allí de pie frente a un espejo estaba una chica linda en un hermoso vestido de novia.
Arthit frunció el ceño. La chica se veía familiar, pero no podía recordar quién era. Definitivamente la ha visto antes, pero ¿en dónde? ¿Quién es ella?
—Me gusta su vestido —dijo Futuro, cruzando los brazos y admirando el vestido de pies a cabeza.
—Kaofang, te ves tan hermosa. Estoy feliz por ti, pero también preocupada. ¿Estás segura de que quieres pasar por esto? —Preguntó una dama de honor.
—Sabes que lo he amado por tantos años. Para mí es un sueño hecho realidad. Daré lo mejor para que funcione.
Arthit empieza a ponerse nervioso y se gira hacia Futuro.
—Por favor no me digas que ella es...
Toc, toc.
—¿Puedo hablar con Kaofang un momento?
Allí de pie estaba la respuesta de Arthit. Un dolorosamente guapo Kongpob vestido con un traje negro estaba de pie en la puerta junto a Arthit.
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Arthit no podía sacarle los ojos de encima a Kongpob.
—¿Qué haces aquí, Kongpob? —Preguntó Arthit.
—¿Qué haces aquí? El novio no debería ver a la novia antes de la ceremonia —dijo la dama de honor con una sonrisa.
—Sólo quiero hablar rápido con ella —dijo Kongpob con una sonrisa suave.
—De acuerdo, hazlo rápido. Iremos a ver a los otros —dijo la dama de honor y les indicó a las otras que se fueran con ella.
—¿Qué? Tú eres el novio. ¿Cómo pudiste? —Arthit le gritó a Kongpob.
Kongpob se acercó a Kaofang y sonrió.
—Te ves hermosa.
—Tú tampoco te ves nada mal —Kaofang sonrió radiantemente.
Kongpob tomó la mano de Kaofang y la guio para sentarse en la cama. Se sentó junto a ella y mantuvo su mano entre las suyas.
