Borde

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No podía más.

Simplemente no puede lidiar con ese estado de sofocación constante. Odiaba despertar día tras día y se odiaba a sí mismo por ser el responsable de su declive.

Su matrimonio estaba arruinado, su padre había muerto, uno de sus mejores amigos también había muerto, su relación actual era insostenible y se había peleado con sus colegas y amigos más cercanos, entre ellos, su mejor amigo Roger Taylor, además, la banda que tanto les había costado crear se estaba cayendo a pedazos por motivos ajenos y al mismo tiempo por causa suya, se harto, sin decirle a nadie y con la poca fuerza que tenía tomó su auto y manejo en la oscuridad de la ciudad con un objetivo

Acabar con todo.

En camino a cumplir su oscura idea, dejó de cuestionarse en que pensarían todos mañana cuando les dijeran que se había suicidado, espero que al menos uno de ellos se sintieran tristes, pero tambien esperaba que no les importara mucho, después de todo el daño que había hecho no consideraba mejor castigo que ser recordado con desprecio.

Su depresión estaba tomando el mando del coche, ya no era el hombre sensato que todos decían, era un hombre triste con un peso difícil de llevar, humano después de todo

''Todo es mi culpa''

''Nunca debi volver''

''Les fallé a todos''

''No puedo más''

En su camino ideaba alguna forma de morir, ver algún auto y estamparse de frente con él, pero era injusto matar a alguien más que no tenía culpa de sus problemas, optó por algún árbol o cualquier cosa que le quitara el sufrimiento. Fue cómico como el diablo se aprovecho de su sufrimiento y dispuso en el camino un pequeño puente con suficiente altura, perfecto para un golpe mortal, aparco aún lado y se dirigió a ese vacío no esperando toparse con alguien a estas altura de la noche, fue fácil saltar el barandal que lo dividía entre la vida y la muerte

-¿Quién lo diría? -habia un tono burlon- Brian May se suicida, me gustaría haber escrito algo para todos, pero ya no importa

La idea ya estaba siendo ejecutada, las lágrimas le nublaban la vision pero sabia que ahi estaba el vacio a solo un salto para estrellarse en suelo, se le romperian los huesos y columna, se quedaría torcido desangrándose unos pocos minutos pero con la seguridad de su muerte

Vamos salta -sus manos sudaban pero no lo suficiente para ser resbaladizas- salta de una vez y todo acabará . . .

Necesitaba un empujón para terminar con su vida pero no daba el paso, algo lo sostenía fuertemente de la barandilla, no podía hacerlo cuando toda su vida pasó frente él, los malos ratos que se olvidaron al día siguiente, una pelea tonta que dio paso a una cerveza, garabatos en cuadernos sucios que la gente escucha hoy con tanta alegría, hubo risas que se volvian casi gritos y gritos que dieron paso a disculpas ¿porqué no pudo disculparse como siempre?

Con todo a su favor para terminar su vida había algo que impedía saltar a ese vacío, seguía aferrado al barandal y se negaba a irse, su cabeza se lleno de su familia, sus hijos, Anita, Roger, John, Freddie, su padre... Roger

Oh Roger, a veces no quería sentir lo que sentía por él, siempre supo que sentía más que una hermandad por él, lo quería demasiado. Si pudiera describir a Roger en una palabra sería: Tormenta.

Porque la energía y la fuerza que tenía siempre fue contagiosa para cualquiera que le conociera, le llenaba el pecho de algo que el mismo describió como "desmesurado" más allá de lo humano, tan fuerte, tan indeleble e indomable que lo sometió en todo sentido.

Lo amaba, pero jamás se atrevió a decírselo y lamentaba que nunca lo haría, pero su egoísmo le cobró caro a sus amigos, en el borde, recordó un momento íntimo juntos, después del funeral de Freddie, los dos se fueron a la residencia May para pasar un rato, en medio de su conversación optaron por ir al piano solo para descansar, aunque es difícil para dos musicos no darle atención a un instrumento, asi que tocaron unas notas descuidadas, tan horribles para cualquier oído pero que alteraría a un perfeccionista Freddie, casi esperando una dirección o incluso una voz que quisiera hacerles compañia, pero no apareció, su copa se termino y llegaron las lagrimas, lloraron juntos, sintió el cálido aliento de Roger en su cuello, inhalando fuertemente en busca de llenar un hueco que compartían

Estamos Aquí [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora