Cap. 8: Mentiras

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John abrazaba tiernamente al hombre más maravilloso del mundo, lo atrapó en sus brazos sintiendose más vivo que nunca, Freddie también se acurrucaba contra el, sin embargo sabía que no quedaba tiempo, se separa de John porque ya es tiempo de irse, pero encuentra sus ojos llenos de lágrimas, no le alcanzaba las manos para limpiarlas todas, no valdría la pena besarlas pues seguirían cayendo incluso cuando se fuera, solo acuno su rostro en su mano:

No me dejes...

– Lo siento Deacky

– ¿Hay algo que pueda hacer? ¡Lo que sea!

– No lo hay, no lo habrá nunca

– ¿Y si... Te hubiese dicho la verdad? ¿Y si te hubiera dicho que–?

– Ya no importa, ¿sabes? Soy feliz de verte otra vez...

Freddie...

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Abrió sus ojos para ver que estaba durmiendo en su amplia cama junto a su esposa quien había despertado por el llanto de su esposo en sueños, ella lo abrazaba tratando de consolarlo, se acurrucó con más ternura mientras ella acariciaba su pelo, le trajo recuerdos de la única vez que se sintió tan cerca de decirle la verdad, Le acariciaba el pelo de la misma forma, solo que tarareando una leve canción que aún no tenía forma exacta pero la cual se convertiría en una pieza especial... Love of My life, sabía que había algo allí pero no dijo nada, eso le persigue hasta hoy, jamás fue honesto con su reina, con su especial estrella, Verónica con su embarazo ya avanzado, no encontraba como consolar las penas de su esposo, había perdido a su gran amigo y eso le golpeaba cada ciertas noches, solo le arrulla en silencio ofreciendo un nada funcional consuelo. Como aquel día...

– Perdón... Perdoname Ronnie...

– Está bien, desahogate

– ¿Por qué lo dejé atrás...? ¿Porqué...?

– cierra los ojos amor... Duerme, aquí estoy y siempre voy a estar aquí

– No me mientas... No lo hagas, no hagas lo que él, no me mientas por favor...

Como aquella vez...

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- Tengo Sida

Aun recuerda la mirada de Freddie sobre ellos cuando la confesión quedó al aire, era una mezcla de alivio y al mismo tiempo firme, no iba con rodeos, no era un mal chiste, era la verdad misma. No se encontró en la misma habitación que los demás, más bien se vio de nuevo en la burbuja que había dejado hacia tiempo atrás, la misma que le cubrió cuando su padre murió.

No recuerda que pasó luego de la confesión, pero si como se sintio al volver a casa, Verónica abrazo a un pálido John en la sala, John llevaba consigo un nudo en el estómago y una petición simple:

- Por favor, que esto quede entre nosotros, nadie debe saber mucho menos la prensa...

Verónica no hallaba palabras de consuelo o formas de hacerle hablar, no sabía nada, solo John cumplió con su silencio, pidió consuelo por una pena que no quería compartir y que marcaría el principio del fin de un viaje que comenzó con una audición para una joven pero creciente banda llamada QUEEN.

Desde aquel punto Freddie se comprometió con su trabajo, dispuesto a dejar una parte de sí en la tierra, agotando todo en el estudio, incluso en esos días grises podía tener el sentido del humor por los cielos aunque con menos energía que antes, era el mismo hombre que conoció hacia años y que le abrazo en el instante que le conoció asegurándole que había tomado una gran decisión y que él viaje que estaban comenzado sería una página en la historia, pero ahora los años le ganaban, el viaje se estaba terminando y una vez puestas las cartas sobre la mesa todos apoyaron el voto de discreción que pidió Freddie, entendió que debía confesarlo pues su salud se comenzó a cuestionar con más frecuencia, debían tenerlo en cuenta porque con ello viene la pregunta más difícil

Estamos Aquí [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora