5 - Citas inolvidables

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La hora estaba cerca, y Fiore se aseguró de guardar maquillajes en su bolso y salir de casa, diciendo como excusa a su padre que iría a su café de siempre a estudiar, necesitaba su dosis de cafeína para lograrlo.

Por suerte, no la cuestionó ni sospechó, la dejó ir con libertad. Así que Fiore se apresuró a llegar al café minutos antes para darse un retoque en los labios y los ojos, quería verse presentable para su cita.

Poco después, un auto negro llegó, dejando ver a Giorno, que bajó de la parte trasera con tranquilidad. En cuanto la vio, una sonrisa se dibujó en el rostro del chico, mientras se acercaba.

Al estar junto a ella no habló, simplemente tomó una de las manos de Fiore y la besó con gentileza:

—Hoy amaneciste más hermosa de lo normal, mio Fiore.

—Buen día, Giorno. —Logró responder Fiore, tratando de permanecer tranquila.

—¿Hoy no habrá comentarios sobre mi forma de hablar contigo? —preguntó Giorno, sentándose frente a ella.

—Me estoy acostumbrando. Pero, espera, ¿tu forma de hablar conmigo? Pensé le hablabas a todas así, Giorno, te sale natural.

—Mi Fiore... los halagos no se dicen a la ligera; yo, Giorno Giovanna, no hablo en vano, y siempre digo lo que pienso...

—¿Ah sí? —dudó Fiore, observando a Giorno con una ceja levantada, pero una pequeña sonrisilla le brotaba.

—Sí. Y puedo decirte que no miento cuando digo que no he visto mujer más hermosa que mi Fiore... —respondió Giorno, viéndola directamente a los ojos.

—Bueno, veo que sí debo mencionar tu forma de hablar, ya que, si no lo hago, nada te detiene, ¿eh? —bromeó Fiore.

—Exacto, podría pasarme el día entero así.

—No lo hagas, por favor. Mejor cuéntame, tuviste una semana pesada, ¿cierto?

—Bastante... —dudó Giorno, viendo la carta del restaurante, para fingir que estaba distraído—. La verdad, estar contigo es lo único que me calma de toda esta rutina, el verte aligera un poco el peso sobre mis hombros...

—Oh... ya —carraspeó Fiore, tomando de su cappuccino, para continuar—, Giorno, dime algo, ¿por qué eres así conmigo?

—Creo no entender por completo a qué te refieres, mi Fiore.

—Me refiero a que eres muy atento, me halagas, bastante, debo decir, y me llevas a lugares que sabes que me gustarán...

—¿No es lo que hace uno cuando tiene interés en una chica?

Fiore se sonrojó al extremo y se quedó sin palabras ni aliento por un rato. Giorno lo había dicho así, sin más, sin duda ni tartamudeo y ni una pizca de nerviosismo. Giorno observó el rostro de Fiore y rio, tapándose sus labios con una de sus manos, para luego acercarla hasta la mejilla de la chica.

Mio Fiore, sé que no te tomo con la guardia baja; eres bastante inteligente y sabías de mis intenciones desde el principio, ¿para qué hacerlo largo o negarlo? Sería hipócrita de mi parte. Es obvio: tengo interés por ti, creo que eres algo único, Fiore.

Fiore sintió arder su mejilla, temía que quemara los dedos de Giorno, que la acariciaba con sutileza. Tenía que decir algo, y no quedar como una muda retrasada:

—Yo... vaya, debo aceptar que me sorprendes. No eres alguien normal.

—Me jacto de ello, y con orgullo.

—Me imaginé que dirías algo así —sonrió Fiore, tomando más de su bebida, mientras Giorno retiraba su mano.

—¿No te satisface mi respuesta?

Mia Ragazza. Giorno Giovanna X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora