6 - Según lo planeado

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Vaya... el señorito, líder de Passione, joven después de todo, estaba con una chica. Era una oportunidad única y jugosa que no podía desaprovechar.

El hombre alto y musculoso, que conocimos en capítulos anteriores, observaba la escena tras su lacayo, ocultos tras árboles, mientras sonreía con malicia.

—Vámonos por ahora, Tom —habló el hombre alto—, tengo un plan, un plan que destrozará anímicamente al líder de Passione. Cuando no tenga fe y se encuentre con el corazón roto... será fácil acabarlo.

Y ambos desaparecieron entre las sombras, dejando atrás el restaurante donde se veía a la pareja en el balcón, disfrutando de su compañía.

Fiore seguía recargada en el balcón, con sus manos posadas en el pecho de Giorno; mientras se sonreían y platicaban de temas casuales, ambos ligeramente sonrojados.

—Entonces... supongo que esto ya es formal, ¿no? —preguntó Fiore, apenada.

Giorno rio, acariciando la mejilla de ella.

—Me encanta esa inocencia tuya, mio Fiore; claro, si así lo quieres tú.

—Es obvio, bobo —rio Fiore, plantando un pequeño beso en la mejilla de Giorno.

—¿Qué harás con tu padre? ¿Lo mantendremos en secreto? —se burló Giorno, aunque Fiore se puso pálida—. Lo siento, Fiore, no era mi intención...

—No no, es que... es algo que debo decirle, algún día; no es una situación que pueda ocultársela para siempre, ¿no crees? Pero debo pensarlo bien, él es... algo especial y sobreprotector.

—En lo que necesites ayuda, Fiore, estaré para ti.

—Lo sé, Giorno, muchas gracias.

—Así que tendré que esperar para conocer a mi «suegro» —bromeó Giorno, mientras Fiore reía y regresaba a la mesa.

—Me temo que sí, Giorno. Pero pensaré en algo, ya verás; siento que nada puede salir mal ahora.

—¿En serio? Me agrada que estés de buen humor, pequeña.

Fiore giró los ojos, pero sonrió.

—Giorno, es tarde, y mañana tengo escuela y supongo tendrás bastante trabajo... ¿podemos...?

—Claro que sí, mio Fiore, pagaré la cuenta y te llevaré a tu casa... antes de que me interrumpas, te dejaré en la esquina, tranquila. Es tarde y quiero asegurarme que llegas sana y salva —explicó Giorno mientras se levantaba y ayudaba a Fiore a colocarse su abrigo.

—Bien. No diré nada —rio Fiore, mientras Giorno le ofrecía un brazo y se disponían a salir del restaurante elegante.

Mista, después de una llamada rápida de Giorno, llegó en menos de cinco minutos, para recogerlos y llevarlos hasta la esquina de la casa de Fiore, donde la dejaron y esperaron a que entrara a su casa, para después dirigirse hasta su hogar.

—¿Y bien? —canturreó Mista, observando por el retrovisor a Giorno.

—¿Mmm?

—¡Vamos, Giorno! No podrás evitar contarme toda la vida, ¡cuéntame ya! ¿Qué pasó? Los vi muy juntitos ahora... ¿será que ya...?

—Sí, Mista, si debes saberlo... ella es mi pareja ahora...

Mista dio una especie de brinco en su asiento, pensaba que le costaría más trabajo hacer hablar a su jefe. Emocionado, lo atacó con preguntas y dudas evidentes: ¿cómo fue? ¿Se besaron? ¿Quién dio el primer paso? ¿Qué harás ahora?

Mia Ragazza. Giorno Giovanna X LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora