Fiore no tuvo el mejor descanso en la noche; la voz de ese hombre resonaba en su cabeza, llenándola de dudas y miedos, así que bostezaba constantemente, esperando que acabara la rutina escolar para poder descansar un poco antes de ver a Giorno.
Pero no podría cumplir ese cometido. Al salir de la escuela vio, entre varios autos estacionados, a Mista, que la saludó animadamente con una mano, llamando su atención.
—¿Mista? ¿Qué haces aquí? —preguntó Fiore, tallando sus ojos mientras se acercaba al joven.
—Vine por ti, pequeña florecilla —se burló Mista—, Giorno está en el café de siempre, o estará. Me pidió que viniera por ti, ¿está bien? Esperaba que no te molestaras.
—Oh... no no. ¿Tiene mucho trabajo?
—Algo así, pero de verdad él quería salir contigo, así que me hizo trabajar el doble para que tuviera tiempo de verte —lloriqueó Mista.
—¿Te hizo trabajar el doble? —preguntó con énfasis Fiore.
—Eh... sí, ya sabes, trabajamos en lo mismo y lo apoyo. ¡Vamos! Sube ya y te llevaré con tu príncipe azul —terminó la conversación Mista, abriéndole la puerta trasera a Fiore.
Fiore suspiró y subió al auto, resignada. Al menos en el viaje podría pensar cómo comenzar la charla con Giorno.
Llegaron rápidamente a su café favorito. Fiore bajó del auto y buscó con la mirada a Giorno, pero no había llegado aún, así que se sentó en la primera mesa desocupada que encontró. Mista, por su parte, observó con preocupación a Fiore, desde el auto, recordando lo que Giorno le había dicho el día anterior:
—Mista, ¿mañana qué tenemos de pendientes? —le preguntó, viendo la pantalla de su celular.
—Un cliente, dueño de un hotel, quiere hablar contigo; debemos asegurarnos de la seguridad de las jovencitas que viven en el claustro ese; tienes que revisar algunas formas y tienes cita con el tipo que, al parecer, vende droga en el mercado negro de Italia. Tienes agenda llena, ¿pasa algo?
Giorno guardó silencio, mientras bloqueaba su celular, soltando un suspiro.
—¿Giorno? —preguntó Polnareff, con angustia.
—Todo está bien, solo... quería ver a mi Fiore...
—¡Ah! ¡El amor joven! Giorno, eres el jefe de la mafia, tienes claras tus prioridades como tal, ¿no? —regañó Polnareff.
—Claro que sí, luché mucho por mi sueño; no debes preocuparte por eso.
Mista lo observaba desde el retrovisor; le fue fácil identificar que su amigo fruncía el ceño. Era evidente, algo le preocupaba, y ese cambio fue desde que vio el celular... Ya entendía: era algo relacionado con su novia.
Esperaba que todo saliera bien. Ahora debía irse a trabajar, Giorno no debería tardar de llegar al café.
Y se fue, dejando a Fiore sola. Por suerte, Giorno no tardó más de media hora. Llegó agitado y algo cansado, pero con esa sonrisa tan característica suya que a ella le encantaba: era fascinante.
—Mio Fiore, ¿llevas mucho esperando? —saludó Giorno, acercándose a ella y besándole la mano con dulzura.
—No, Mista me trajo hace poco. No tenías que hacerlo venir, pobrecillo.
—Estaba preocupado, tu mensaje me dejó inquieto —contestó Giorno, observando a Fiore. ¡Vaya! Se había dado cuenta, y eso que trató de sonar relajada—. ¿Pasa algo? ¿Estás bien, pequeña?
—Sí...
—No sabes mentir, lo sabes, ¿verdad? —sonrió Giorno, tomando la mano de Fiore, apretándola.
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Mia Ragazza. Giorno Giovanna X Lectora
FanfictionEsta es una historia centrada en ti (de nuevo), y un romance creciente con Giorno Giovanna. Si leyeron mi anterior historia: Una nueva emoción en Morioh, pues la cuestión es similar, sino lo explico: la historia puede ser una experiencia inmersiva...