Cap.22 El error de Kidou

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Las feroces llamas consumían el edificio y a causa del humo, la vista era nublosa. Kido caminaba entre los escombros cuando sintió que un objeto se dirigía con violencia hacia él.

Kido: ¿Quién anda ahí? ¡MUÉSTRATE!-gritó hacia la nada, luego de rechazar el balón que le fue lanzado.

Voz: ¡Es admirable tu lealtad a tu antigua escuela, Yuto Kido! Un perro fiel nunca dejará de seguir a su amo.

Kido: sal de tu escondite ¡Cobarde! Esta fue una trampa para mí y para destruir el Instituto Imperial, así que a aquí me tienes ¡VEN A ENFRENTARME!

En medio de las cortinas de humo y el sofocante calor de las llamas, Kido trataba de encontrar el origen de aquella voz, cuando escuchó un gran estropicio y parte del techo caía sobre él, pero no sería capaz de esquivarlo.

Endo: MANO DEMONIACA.

Goenji: ¡Kido aléjate!

Con rapidez usando su técnica especial, Endo consiguió rechazar gran parte de los escombros que caerían sobre Kido, mientras que Goenji se lanzaba sobre él evitando que otros objetos le golpearan y quedando todos a salvo.

Goenji: cuando te lo propones, puedes llegar a ser más cabeza hueca que Endo-regañó al de rastas.

Endo: Kido, Goenji, ¿están heridos?

Kido: no, gracias por salvarme Goenji, Endo; lamento haberlos arrastrado a esto-empezaba a toser sofocantemente.

Goenji: tenemos que salir de aquí lo antes posible, el humo esta comenzado a hacerte daño y este edificio puede colapsar en cualquier momento.

Endo: ¡la salida! ¿Dónde estaba la salida?

Voz: ¡Que conmovedora escena!-aplaudiendo entre el humo, se mostraba una persona con una máscara y vestiduras oscuras-que amistad tan noble la de ustedes tres, venir a ayudar al tipo cómplice de quién casi mata la hermana del uno y que acabo con la vida del abuelo del otro, ustedes tres merecen ir juntos al mismo infierno.

Endo: ¿Quién rayos eres tú? ¿Qué es lo que buscas con Kido?-increpó al desconocido.

Sujeto: no estoy aquí con un único propósito, sino que busco a todos aquellos que han cometido pecados para que sean purificados con fuego y dolor. Yo soy en juez que impartirá la condena por los actos de Yuto Kido. Para que aquellos que sufrieron a causa de la maldad del Instituto Imperial tengan justicia, deberán sufrir una pena mil veces mayor a la que ellos tuvieron. Se bañaran en la sangre de sus heridas y pagaran por ellas.

Endo: ¡estás loco! Lo que tu estas buscando es venganza. ¡No eres ningún justiciero!

Sujeto: Raimon al acoger a Kido se ha condenado, pronto el juicio del cielo descenderá sobre ustedes también.

Terminando de decir esto, el extraño sujeto volvió a desaparecer entre el humo. Los chicos de Raimon no tenían escapatoria entre el excesivo humo, los caminos obstruidos y las peligrosas llamas que empezaban a ocupar todo el recinto; estaban acorralados y los efectos del humo empezaban a notarse en los tres.

Endo: ¡maldición! No veo por dónde entramos-tapando su boca para no aspirar demasiado humo, su vista empezaba a sentirse cansada.

Goenji: ¡Endo, agáchate! De otra manera te intoxicaras, esto es muy malo. Kido, ¡mantente despierto!

A causa de injerir el aire contaminado, el estratega empezaba a perder la consciencia, mientras que los otros dos, también manifestaban síntomas de ahogo y fatiga, cuando una voz a la distancia hacia un gran eco repitiendo las mismas palabras: Shuuya, Endo, Kido.

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