Cap.28 El castigo de los buenos.

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La primera parte del juego había terminado y el entretiempo era ocupado por las managers para tratar la mayor cantidad posible de heridas, no contaban con tiempo suficiente para curarlas del todo, pero si por lo menos para menguar las dolencias. Kido era el mayor afectado por los golpes mas no abandonaría el partido, mientras que la mano de Endo aún tenía las marcas que le dejó la técnica del rival. Echizen se había marchado directo a los camerinos cuando salió del campo, necesitaba pensar.

Sentado en una banca al interior del camerino, reflexionaba sobre lo que había ocurrido ¿Por qué no atacó a Kido? Sintió el deseo de hacerlo, durante un momento mientras veía como los demás lo golpeaban él pensó que lo merecía y cuando llegó su momento se arrepintió, ¿acaso no había tenido las agallas? En realidad, el solo hecho de pensar en que alguien sufriera las mismas cosas por las que a él le tocó vivir no era deseable ni siquiera al ex capitán del Instituto Imperial; se dio cuenta en el momento que pudo enviar todo su odio a Kido que ya no tenía sentido hacerlo, pese a que las consecuencias del daño que le causó persistían en su cuerpo y debía seguir batallando contra ellas un poco más en su vida, sabía que aquello no curaría sus penas. Ahora tomaría esos sentimientos para luchar con mayor energía, los convertiría en motor para mejorar, el cambiaría su odio en energía creadora de su nuevo futuro, uno en el que dañar a los demás no estaba contemplado; él decidió dejar atrás su odio hacia el Instituto Imperial y Kido.

Todavía quedaban minutos de descanso, los chicos discutían sobre cómo afrontar la segunda mitad a excepción de Echizen que no regresaba y de Goenji que hacía poco se había marchado al baño. El delantero de fuego con un improvisado vendaje envolvía su pie derecho puesto que una dolencia le aquejaba, fue durante su caída lo que le provocó una pequeña torcedura a la que no le dio mayor importancia, sin embargo, al transcurrir el juego por la intensidad y el sobreesfuerzo, se convirtió en una real molestia. Trató de vendarse lo más rápido y cuidadosamente posible para que no fuera notado por sus compañeros o por el entrenador, salir en estos momentos tan determinantes no era admisible y sentía que era imprescindible estar en el campo.

Meiji: Shuuya estas tardando demasiado, el partido va a empezar.

Goenji: ya voy de regreso.

Goenji había terminado justo a tiempo para no ser descubierto por el menor, sin embargo, cuando se dispuso a salir y al dar unos pasos sintió la molestia de nuevo.

Meiji: si sales a jugar así, terminaras provocándote una lesión seria.

El peli crema lo volteó a mirar, aunque creyó haber disimulado lo suficiente aquél acto lo delató, así que no tenía sentido mentir.

Goenji: esto no es nada, solo requería un poco de vendaje-se excusaba mientras que Meiji con su pie izquierdo ejerció presión sobre el lugar lastimado, provocándole un dolor que ya no pudo ocultar.

Meiji: tú más que nadie sabes que no se debe subestimar una herida.

Goenji: no puedo abandonar, la segunda parte será mucho más dura para el equipo.

Meiji: por esa misma razón es que deberías...- dispuesto a reprender al mayor, el nuevo manager recordó las palabras de Aki que ahora más que un consuelo, se convertían en una regla para quienes están en Raimon: "apoyarlos con lo más que puedan". Lanzando un suspiro de resignación, miró el rostro de Goenji que mostraba determinación combinada con rabia, que no podía decir si era contra él por haberlo descubierto o por el hecho de tener aquella dolencia en un momento tan inoportuno- solo será por esta vez-advirtió.

Volviendo a quitar el vendaje y untando un poco de crema con hielo que había tomado a escondidas, Meiji tuvo el tiempo suficiente para calmar la molestia.

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