Cap.27 La venganza de los justos.

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Después de una semana sin asistir tanto al club de fútbol como a la escuela, Kido temprano por la mañana se preparaba para reencontrarse con sus compañeros y entre ellos Echizen. Con su mente clara y el espíritu tranquilo, aquellos días en los que estuvo a merced de sus preocupaciones y alejado del mundo, le habían ayudado a redescubrirse así mismo. La limosina lo llevó hasta su destino, donde ya alguien lo esperaba.

Haruna: buenos días hermano.

Kido: buenos días Haruna.

Durante su ausencia no respondió ninguno de los mensajes ni se molestó en devolver las llamadas perdidas a su hermana menor, aunque había pensado en muchas cosas no se le ocurrió forma alguna de como decirle sobre su pelea con Echizen, era el hermano mayor por lo que debía dar el ejemplo y actuar siempre con rectitud. De pie uno frente al otro, fue Haruna quien tomó la iniciativa, sacó un pañuelo de su bolsillo y se acercó hasta él, aunque su rostro estaba limpio ella pasó la tela sobre su mejilla derecha, el gesto era familiar para ambos.

Haruna: siempre que te enojas porque alguien quiere lastimar lo que es importante para ti terminas peleándote, como cuando éramos niños y en el orfanato te metías en problemas por defenderme. No importa cuán grande seamos, eso es algo que no va a cambiar en el hermano que quiero, por eso confía más en mi- terminando de acariciar con el pañuelo la mejilla del otro, la peli azul esbozaba una sonrisa honesta.

Kido: lamento hacerte preocupar- en un acto inesperado abrazó a su hermana y aunque siempre era ella a quien buscaba proteger, en esa ocasión fue él quien encontraba seguridad y resguardo en sus brazos.

Haruna: somos hermanos, siempre me preocupare por ti.

El timbre que anunciaba el inicio de clases les interrumpió y así se separaron para dirigirse a sus salones. En el aula los compañeros se alegraron al ver al de rastas de regreso, para ellos se encontraba enfermo y tan solo pocos sabían la verdad que era mejor mantenerla en secreto. Las clases avanzaron a un ritmo acelerado o por lo menos así lo sintió Kido y que pese a que no estuvo presente en varias clases, gracias a la ayuda de sus compañeros se mantuvo al corriente de las lecciones e incluso cuando llegó el momento del examen de física, propuso al maestro hacer cualquier ejercicio más difícil que él hubiera colocado en la prueba en el tablero ante sus compañeros y si era capaz de resolverlo los demás quedarían exentos de presentar la prueba, como era de esperarse logró resolver los difíciles ejercicios. Ese día disfrutó más que ningún otro la compañía de sus amigos a la hora del almuerzo, aunque sus gafas siempre ocultan sus ojos, esta vez era posible ver la alegría reflejada detrás de ellos. Terminada la jornada de clases y antes de dirigirse al club de fútbol, Kido decidió reportarse ante la dirección para presentar formalmente sus disculpas al entrenador Kudo y al director de la escuela por lo ocurrido.

Cuando llegó al club los demás miembros del equipo se emocionaron, la alegría por fin regresaba a Raimon después de varios días de tensión.

Kido: Lamento mi larga ausencia-se disculpó ante los presentes.

Shorinji: nadie es culpable por enfermarse Kido.

Handa: Ya estabas haciendo mucha falta.

Unos minutos después, mientras el equipo casi completo terminaba de alistarse, el último jugador que faltaba entró y este no era tan esperado: Echizen. Todos voltearon a mirarlo y el silencio apareció de nuevo del salón, el recibimiento era muy diferente al que le dieron a Kido y no era para menos luego de la discusión que tuvieron el día anterior. La tensión parecía regresar a los chicos que aunque trataron de disimular para evitar conflictos, podía sentirse la incomodidad de algunos por desconfianza, enojo o simple temor; fue entonces cuando Endo tomando el control de la situación, dio la bienvenida a Echizen.

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