No me culpes si me pierdo en la melodía de tu voz o en el negro de tu pelo; en lo dulce de tu risa o en el rosa de tus labios; en el borde de tu silueta o en la gracia de tus andares.
No me culpes si estoy loco por rozar tu piel morena y sentir el tacto de tus pechos; el suabe de tu abdomen y lo húmedo de tu sexo.
No me culpes. Ni culpes mi demencia. No te culpes a ti por existir, ni a mí por estar loco...
Culpa a Dios.
Culpale a él por enviar a un angel a este mundo frío y a un poeta para adorarle.
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Ilusiones
PoesiaHoy, como Bécquer en su tiempo, le escribo a ilusiones... Me senté al borde del ventanal, y sin más, con muchas ganas de recriminarle cosas al amor y agradecerle unas cuantas más, escribí. Escribí delirios y esos delirios formaron versos esos versos...