Capítulo Díez.

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Pasaron alrededor de 5 minutos así, mi cabeza recostada en el hueco del hombro de Tom, el acariciando mi pelo y sin decir palabra alguna.

- ¿Cómo sabías que estaría aquí? - me alejé para verlo.

- Una vez dijiste que aquí "tenían la mejor granita del mundo".

- ¿Eso dije?

- También: "Es como si este lugar me hiciera olvidar. ¿Sabes? Hay muchos niños aquí, eso me hace olvidar lo malo. - dijo en un tono femenino burlón. Reí.

- ¿Inventaste todo eso, o lo dijiste para convencerme?

- Tal vez no lo dijiste exactamente igual, pero lo dijiste.

Lo ví a los ojos y no mentía, su expresión, mirada al frente, labios separados y brazos relajados me lo decía todo.

- ¡Vaya Memoria la tuya! - le palmé el hombro.

Nuevamente nos quedamos en silencio, Tom cerró los ojos por un momento, y los abrió de nuevo para ver al área de juegos, donde también se concentraron mis pensamientos. Dos niños en lo alto de un juego llamaron mi atención, de nueve u ochos años; al parecer se habían enojado por algo, luego la niña se acercó al niño y lo empujó. Volté a ver a Tom y también los observaba, reí. Tom se dió la vuelta hacia mi, me miró y dijo.

- ¿Recuerdas nuestras estúpidas peleas?

- La vez que peleamos por el chico rubio - reí - ¿tuviste celos esa vez por mi?

- Tenía Ocho años, tenía celos de todo.

- Tuviste Celos de mí - lo acusé.

Tom rió y volvimos a concentrarnos en los pequeños niños. Estaban discutiendo cuando la niña se paró, tomó su pequeño moño de la cabeza y lo lanzó al suelo. El niño recogió el moño, la detuvo y le entrego el moño.

- Pequeño y Tonto - replicó Tom.

- ¿Por qué?

- Debía besarla.

- No todos son fornicadores como tú - reí.

Le dediqué una mirada rápida de burla y comencé a caminar hacia una mesa, Tom me siguió.

- Dos niños de nueve años aclararon sus problemas, y nosotros debemos aclarar los nuestros - tomé asiento.

- Estábamos ebrios, no pode...

- Debemos olvidar todo y empezar de nuevo - lo interrumpí - Tom, si quisiéramos arreglar las cosas, por más que querramos no podemos, tienes razón estábamos ebrios.

- ¿Entonces debemos aclarar qué exactamente?

- Que nada pasó, sólo estábamos ebrios y esa será nuestra aclaración.

Tom acertó con un movimiento rápido de cabeza, llamó a un mesero, pidió algo de comer y esperamos a que llegara la orden. Estuvimos una hora ahí y luego nos fuimos a casa.

Pensé que las cosas irían a ser igual, ¿pero saben? no fué así, entre Tom y yo apenas comenzaban las dudas y problemas. Esa noche en verdad haría que las cosas se aclararan, pero a la vez, cambiarían.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2014 ⏰

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