Enamorado de una fan. ||Jos Canela||

Capítulo ocho.

Narra Marley:

—¡Marley, si no estas lista en 15 minutos te vas a ir a la escuela en pijama! —Gritó mi padre desde el piso de abajo.

No podía abrir los ojos, moría de sueño. Solo había dormido tres horas y media.

Me levanté y me dirigí al baño para ducharme. Tomé la primera prenda que vi y me vestí. No estaba segura que tan muerta me veía pero seguro que parecía un zombie.

—¡Díos mío Marley! ¡Tus ojeras!

—Cállate, Andre.

—Marley, ¿A qué hora te dormiste? Eran las 10:00 cuando subsiste a tu habitación.

—No pude dormir muy bien. —Le contesté a papá nerviosa.

No me imaginaba contarle a mi padre que pasé cuatro horas hablando con un famoso porque no me creería y me dejaría sin internet.

(...)

—¡Wooow! Marley, te ves horrible.

—Gracias, Diego. —Puse los ojos en blanco.

—Con amor, ¿qué te pasó?

—Dormí muy tarde, no vas a creer lo que pasó.

—Hola chav.... ¡Marley que horror! ¿Qué te pasó? —Preguntó Elena sorprendida.

Suspiré y tiré mi cabeza a la mesa cerrando los ojos.

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Narra Jos:

—¿A dónde vas, Jos?

—La voy a ir a ver. —Le contesté a Alonso mirándome al espejo.

—¿Cómo que la vas a ir a ver?

—Pues si, ayer que platicamos me dijo en que escuela va y a que hora sale, así que iré por ella.

—¿Estas loco o qué? —Bryan me miró con seriedad en sus ojos.

—¿Por qué debería estarlo?

—No puedes salir a la calle a buscar a alguien así como así y menos a un lugar donde van por lo menos 1000 estudiantes.

—Alonso tiene razón. ¿Sabe qué la vas a ir a ver? —Alan habló.

—No, —Dije algo angustiado. —Es una sorpresa. —Sonreí.

Después de discutir un rato con los chicos por eso, al fin accedieron y me desearon suerte. Menos Alonso, él estaba seguro de que era una mala idea.

Subí a mi auto y me dirigí hacía la escuela en la que iba con mis nervios a flor de piel.

Faltaban cinco minutos para la hora de su salida cuando llegué a mi destino y los chavos empezaban a salir, por lo que decidí salir del auto, me recargué en él, esperando a que ella saliera; y bueno, las chavas se empezaron a acercar dándome cuenta que fue mala idea salir del auto.

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Narra Marley:

—Al menos ya no te ves tan mal.

—Dormir al menos dos horas en clase de Física me sirvió de algo. —Le contesté a Elena.

Monse, Elena y yo caminabamos por los pasillos de la escuela para salir.

—¿Quién va a venir por ti? —Le pregunté a Monse.

—Naeh, mi hermana.

Nuestra atención se desvió a la multitud de chavas que se encontraba frente a nosotras, había varias chicas en una multitud al otro lado de la calle.

—Hola, preciosa. —Escuché un susurro en mi oido y me giré con exasperación.

—Luis. —Le dediqué una sonrisa cortés. —¿Qué ocuerre? —Pregunté señalando a la multitud.

—Hay un famoso. —Rodó los ojos.

—¿¡Un famoso!?

—Si, Elena. —Dijo Luis restándole importancia.

—¡Montse y compañía! —Escuchamos a Naeh gritar mientras corría hacía nosotras.

—¿Qué pasa? —Hablamos las tres.

—¡Jos! ¡Jos Canela está aquí!

Mi corazón aceleró al recordar aquella conversación de la noche anterior, no podía ser posible que él estuviera aquí.

Mis amigas y yo miramos a Naeh con asombro. Yo no veía a Jos por toda esa gente pero al saber que estaba ahí me fue inevitable no sentir nervios.

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¡Maldición!  Pensé, no podía ver absolutamente nada por todas las chavas a mi al rededor. Marley no estaba por ningún lado.

No sabía si ya había salido o no, pero hubo algo que llamó mi atención, otra voz familiar timbró por mis odios al escuchar de ella pronunciar el nombre de Marley.

Y entonces la vi, alejada de toda la multitud, estancada en pensamientos desconocidos, se veía tan perfecta; vestía con una falda color vino arriba de las rodillas, un sueter gris que le quedaba un poco largo de las mangas, calcetas negras hasta las rodillas y unos tenis.

Caminé entre la gente lo más rápido que pude hasta llegar hasta ella; medió minuto después estábamos frente a frente.

—Hola. —Le dije con una sonrisa.

—Hola. —Esbozo una hermosa sonrisa nerviosa.