Capítulo 8: Primera Caída

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Año XX19, Verano III, Día 4

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Año XX19, Verano III, Día 4

– Así que esto es la ciudad de Tsentr –

Fueron las primeras palabras del héroe castaño al mirar la ciudad que pudo presenciar desde lejos, pero nunca tuvo la oportunidad de conocer.

De hecho, la vista de la ciudad se podía ver desde el lugar donde se quedaban, pero como aquello es un lugar "militar", está alejado de la ciudad.

Por cuestiones de seguridad no habían salido por el gran portón que dividía las tierras del emperador y la gran ciudad, sino por un pasadizo secreto bastante impresionante.

– Bueno críos, aquí nos separamos – dijo Dakewald, quien ya no vestía su opulenta armadura, sino un conjunto de cuero bastante común entre aventureros.

William asintió en silencio con sus compañeros, entendían que La Primera Espada del Emperador podía ser fácilmente reconocido en su ciudad, así que las personas se preguntarían que hacían junto a él.

– Sigan el camino del comerciante hacia la puerta sur – dijo Dakewald un momento – Busquen la tienda "Fuego de Skart", estoy seguro que les puede hacer un descuento – dijo este mientras se alejaba y se perdía entre la multitud.

William y su grupo se miraron entre ellos, recordando algo muy importante – ¿gastamos el dinero en nuevo equipo? – preguntó él, recordando que habían recibido, cada uno, 1 monedas de oro.

Habíamos recibido equipo de calidad cuando se nos informó ir hacia aquella misión. Aunque suene estúpido, Dakewald se negó a entregarnos cosas de la armería de los caballeros.

Dicho por él, las armas y armaduras eran para la elite, nosotros no estábamos ni de cerca, así que no podíamos tomarlos.

Por eso se nos confió dinero, para poder comprar lo que se nos hiciese falta. Al parecer, Dakewald quería que no nos acostumbráramos a los privilegios.

– Guarden ese dinero, no lo enseñen – dijo Emily mientras iniciaba el paso – es mucho dinero – dijo ella sabiendo que, quien tenía el dinero y jugaba con él, era Rude.

– ¿Qué tanto? – preguntó Rude ahora, sintiendo el peso ligero de una bolsa llena de unas cuantas monedas que no llenaban en lo absoluto la bolsa.

– Entre todos podría ser el presupuesto de cinco o siete aldeas por el lapso de uno o dos meses, quizás más – el rubio dejó inmediatamente de jugar con la bolsa, guardándolo entre sus ropas.

– ¿Tanto dinero? – preguntó Eris, sonando bastante incrédula – No estoy segura de cómo funciona las cosas por aquí, ¿podrías decirnos algo? – preguntó ella, notando su falta de conocimientos.

– Básicamente 100 monedas de bronce hacen 1 de plata, 100 de plata hacen una de oro – explicó la maga, dándole una corta mirada a la arquera – 1 moneda de plata es presupuesto de una familia de aldeanos al mes – reveló.

La Guerra del Santo Grial |Reencarnados|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora