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TERMINADA → Primer libro de la Trilogía Pasado
Soberbio, egocéntrico, problemático y encantador eran las palabras con las que Cameron Twist era descrito por la mayoría de las p...
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✙ editado ✙
C A M E R O N
México, Baja California, Tijuana.
Estacioné la moto en una esquina antes del apartamento donde me estaba quedando, si volvía a escuchar a ese viejo desgastado quejándose por el olor a nicotina le iba a volar la cabeza.
Saqué mi caja de cigarrillos del bolsillo superior de mi chaqueta. Marlboro, una de mis marcas favoritas, hace poco me dí cuenta que fumaba más cuando me encontraba ansioso o sentía que las cosas no las tenía bajo control, y aunque no recuerdo la edad exacta en la cual comencé a fumar, recuerdo muy bien el acontecimiento que me impulsó a hacerlo.
Suspiré, no debía de sentirme tan menoscabado. Aspiré el humo mientras me bajaba de la moto.
Le di un vistazo a mis alrededores, todo se veía bajo control, era una calle un poco desierta, frecuentada regularmente por borrachos y hombres en busca de drogas y mujeres para pasar el rato. Por lo cual, era un buen sitio para esconderse.
No había señales de emergencia, por lo cual deducía que el robo a las afueras de México no había llamado la atención hasta esos momentos, todavía tenía tiempo de quedarme antes de que me llamaran para otro trabajo. Visualicé a lo lejos un local con luces llamativas y sonreí, tiré el cigarro y pise la colilla. Un buen rato en un bar me iría bien.
Al entrar, pude sentir como algunas miradas provenientes de mesas escondidas y alejadas de las luces se dirigían hacia mí, avisando que aunque tratara de esconderme en un sitio tan despoblado como este rincón de Tijuana, mi reputación hacía difícil mantenerse entre las sombras.
Mantuve mi vista al frente y me senté en la barra, concentrando mi atención en cualquier otra cosa que no fuera los posibles enemigos que me había ganado por mi llegada.
—Me das un trago seco, preciosa. —los ojos de la mesera dieron un vuelco, probablemente ya estaba cansada de trabajar en un lugar como ese. Al encontrar su mirada con la mía, no pudo disimular el asombro en sus ojos y secó sus manos en el delantal con nerviosismo.
—Cameron—canturreo ahora con una sonrisa—, no sabía que seguías en el país. Después del último suceso te estaban buscando. —dijo. Extendió el trago que pedí por la barra y levemente tocó mi mano. Alcé una ceja.
—Me agrada México, he pensado quedarme unos cuantos días más.—comenté ignorando lo del supuesto suceso, no quería dar más detalles de los que ya se sabían. Paseé la mirada por su rostro, y descendí cuando observé que arreglaba su camisa por los bordes.
—Bueno, tengo una habitación desocupada en mi departamento por si te interesa...—su mirada se dirigió a mis labios y se inclinó hacia mí para tener una mejor vista de la abertura de su camisa. Sonreí victorioso al saber que no tenía que hacer mucho para obtener siempre lo que quería.