Capítulo 20

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Bournemouth, Inglaterra. 2010

Mis ojos se cerraron por unos segundos, no podía ocultar el miedo que sentía cada vez que tenía que hacer esto, no tenía ganas de entrar y preguntar lo que me habían mandado. Pero no tenía opción. Era eso o el castigo en la habitación oscura.

Tragué saliva, tocando la puerta con golpes asustadizos con mis nudillos. Minutos después él apareció con su típico semblante tosco, transmitiendo tantas cosas negativas en una simple mirada. Levantó una ceja, al verme de pie, sin una justificación por estar interrumpiendo.

Mamá decía que las actitudes explosivas de mi padre eran resultado de mucho estrés en su trabajo, no tenía por qué tenerle miedo ya que todos pasamos por una etapa llena de estrés en nuestra vida. Aunque quería creerle, la mirada que siempre me regalaba mi padre era diferente a la de mamá cuando no sabía que cocinar o cuando hablaba a solas con la vecina. Por eso le tenía miedo.

—¿Qué mierda quieres? —preguntó con brusquedad mientras sostenía el teléfono local en su mano izquierda.

No reflejes miedo, no lo hagas. Eso siempre lo repetía mentalmente, mientras lo miraba desde abajo.

—Mamá d-dice que l-la cena está lista. —tartamudeé, cerrando los ojos con fuerza al saber lo que me esperaba por hablar de esa manera.

— ¿Escuché bien, Camir? —se inclinó hacia mí, haciendo el gesto como si estuviera escuchando algo. Yo negué con temor la cabeza, y traté de alejarme de él, pero agarró mis codos con brusquedad. — ¿Estás tartamudeando? —sonrió de una manera muy extraña que me dio mucho miedo, nunca había visto una sonrisa como esa.

—N-no pap-a, por favor... —solté como pude, dando pasos hacia atrás tratando de que no volviera a pasar, pero tomó mis hombros con brusquedad y me empujo dentro de la habitación— ¡Mamá, Mamá! ¡Ayúdame! —grité varias veces con terror.

Segundos después, escuché como mi mamá subía las escaleras con rapidez.

—¡Por Dios! Suelta al niño Connor. —pidió ocultando su boca con las manos—Te lo ruego, por favor... —su voz comenzó a debilitarse.

— ¡Cállate! Esta pequeña escoria debe aprender a hablar como un hombre. —gritó, luego me arrastró por la habitación hasta el respaldo de la cama.

Hizo que me arrodillara y amarró mis manos en eso, escuchaba los sollozos de mi madre, volteé para hacerle saber que a pesar de todo me encontraba bien, no debía llorar por mí, había sido culpa mía molestarlo a esa hora, ¿no es así?

—Connor, golpéame a mí. Pero no a tu hijo —se acercó hacia él—, es solo un bebé...

Antes de que mi madre pudiera pronunciar otra palabra, él volteó bruscamente y alzó su mano dirigida hacia el rostro de mi mamá, golpeándola y haciendo que se cayera en un abrir y cerrar de ojos.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora