Capítulo 52: Final ✓

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Sosiego y oscuridad.

Incertidumbre y templanza.

Confusión y ansiedad.

Eran solo unas cuantas definiciones de cómo me sentía al momento de abrir mis ojos y encontrarme, nuevamente, en una habitación blanca con un televisor aéreo en medio de esta. Esperaba que fuera uno de esos trances que comenzaban a volverse costumbres estando con Dominic, pero eso más bien se sentía como el cielo.

Y lo digo porque, siempre nos han dicho que el cielo es un lugar hermoso y pacifico ¿no?

Entonces, ¿estaba muerta? ¿Rodríguez había conseguido lo que quería?

Un cabello rubio llamó mi atención, se encontraba hablando con alguien de espaldas, eso me hizo caer en la realidad, y sonreír débilmente de alegría.

—¿El círculo lo sabe? —preguntó la otra persona, no lograba ver quien era.

—No tiene por qué, estoy fuera desde hace mucho. —respondió con frialdad.

No entendía de qué hablaban, y mi mente procesaba las cosas un siglo a la vez.

—Cameron... —el desconocido suspiró—Ya te diste cuenta que no es un juego, y ahora no será tan fácil. —dijo—Solo vine a avisarte, por los viejos tiempos.

—Gracias, Rael. —asintió con la cabeza—Mantén el paquete lejos de nosotros.

El desconocido asintió con la cabeza, su cabello castaño oscuro se alboroto un poco ante el gesto. Al encaminarse hacia la salida posó sus ojos azules en mí, mirándome con curiosidad y lanzó una media sonrisa.

—Es bueno saber que todo volverá a la normalidad. —comentó, me echó un último vistazo y desapareció por la puerta de entrada.

Me sentí confundida ante el comentario, cuando decidí hablar y preguntar quién era él, un dolor bastante insoportable se propinó en mi abdomen, dejando escapar un jadeo de mi boca.

—¡Abril! ¿Estás bien? ¿Necesitas que llamé a alguien? —preguntó con preocupación Cameron, quien se acercó a mí y acarició mi mejilla. Quería hablar, decirle cualquier cosa para tranquilizarlo, pero el dolor iba subiendo de tono, y el lo notó—¡Maldita sea, necesito un puto medico que atienda a mi novia! —gritó caminando hacia la puerta, dejándome extrañando sus caricias en mi mejilla.

Sus insultos y repentina personalidad me hicieron sentir en casa, por lo que termine asegurándome que me encontraba sana y salva. 

 

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Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora