Detrás de las máscaras

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PETE
Aún siento por dentro que esto ha pasado más de una vez, el estar en frente de una persona y el olvidarme de mis propios sentidos, haciendo que la respiración se dificulte al igual que las palabras que quedan atoradas en la garganta. Es tan terrorifico, aún más que las historias de fantasmas, ya que te tiemblan hasta los miseros huesos que quieren escapar a toda prisa, al igual que el corazón, el cual parece disparatado ante tantas cosas...
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- Pete

- Hola padre — dije sin saber en realidad que decir

- Pasa, me alegra verte — dijo en un tono como si no esperara mi visita — siéntete cómodo, ya vengo, iré por un taza de café. — Resultaba extraño, todo, el ambiente, su forma de ser, todo me resultaba raro y tan familiar. Parece ser que mi mente esta tratando de vagar en esas barreras que acaparan mis recuerdos en una cárcel, parece ser que mi memoria pide a gritos salir y sacar toda la verdad o al menos parte de ella. Mi mente volvió a la realidad cuando mi padre volvió con dos tazas de café en su mano, dejando uno para mi.

- Gracias

- De nada. Pero antes de todo, ¿A que se debe tu visita querido hijo? — dijo dando el primer sorbo de su café, mirandome fijamente.

- Vine a hacer una pregunta — dije haciendo lo mismo, no sabia de donde habia sacado el coraje o incluso de donde tomé tanta seguridad. Me preguntaba si era a causa de estos recuerdos que están golpeando mi cerebro en busca de respuestas, no , en busca de una llave con su cerradura.

- ¿Solo es eso? — dijo confuso — Pudiste haberme llamado por telefono — dijo relajando su mirada.

- Es que era algo que debia preguntarlo en persona — dije dejando la taza en el lugar en el que se ubicaba y mirándolo seriamente — espero que no te moleste, ¿Tienes algun compromiso pendiente? — pregunté recordando lo que habia escuchado anteriormente en el restaurante.

- No, para nada — dijo riendose nervioso — bien, escupe tu pregunta — dijo entre esa risa nerviosa, tomando un segundo sorbo.

- Es algo con respecto a mis recuerdos — detuvo la taza justo en la comisura de sus labios al oír eso y me fulminó con la mirada — como podrás ver, estoy recordando, poco a poco según al gusto de mi mente. Sin embargo, tengo un problema con mi mente — antes de proseguir dejó la taza en la mesa haciendo un golpe con ella y me miró con una sonrisa de medio lado.

- Sabes Pete, no debes forzar a la memoria, sabes que eso no es bueno. Ademas no importa si tu memoria no vuelve"es lo mejor" susurró una voz dentro de la cabeza del padre de Pete — total no hay nada que recordar.

- Yo no lo creo, el día de mi accidente — mi padre se puso pálido de golpe — ese día sucedieron cosas, lo sé porque fui con el fiscal a cargo de mi caso. Me dijeron que lo cerraron, pero no porque no quisieran investigarlo, sino porque alguien, un tercero, quiso que el caso se cerrara a dé como de lugar. Por esa razón estoy aquí, padre — dije mirándolo a los ojos.

- Ya veo, pero no sé qué quieres sacar de mi, yo no fui el que dijo que cerraran tu caso, puede ser tu madre ¿Sabes? — dijo ironicamente.

- Sin embargo, ella dijo que no fue por su parte. Ya que de eso se encargan los Pitchaya, ¿No? — mi padre golpeó la mesa con fuerza.

- Eso no es cierto, no todo lo que ella dice es cierto.

- Eso no lo se. Pero — mi padre me miró esperando que prosiguiera — investigué por mi cuenta, contraté a un investigador clandestino y dijo que alguien estuvo el dia del accidente, llamado Sun, dijo que lo contrato alguien... — sus labios parecias temblar ante lo que decia — ...para matar a cierta persona, pero por accidente termino atropellandome a mi. — dije finalizando.

Las barreras de los recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora