Close Every Door To Me [Steve Clark; DL]

4

Después de unos minutos trotando aún agarrados de la mano, finalmente se detuvieron y Steve aflojó su agarre, dejando que su amigo tenga ahora sus dos manos libres. Estaban detrás de unas escaleras, casi no se veían a primera vista.

─ ¿Creíste que ella me convencería?

─ Claro que no, ─ contestó Phil con una risita ─ Pero tenía que intentarlo.

Se encogió de hombros y su sonrisa de hace rato fue desapareciendo lentamente. Phil bajó la mirada y pasó su mano por su cabello rubio corto, casi al ras de su cabeza. Suspiró y volvió a mirar con una mueca a su amigo, quien estaba confundido.

─ Odio que seas más alto que yo. ─ comenzó a reír, definitivamente Steve le llevaba como diez centímetros de altura.

Éste también rió, achinando sus ojos azules de forma que casi ni se veía el color de éstos. Su sonrisa era grande y dejaba ver su blanca dentadura. Combinaba con su tez blanca, sus ojos del color del cielo y su cabello largo ondulado como si fuera oro. Ambos dejaron de reír, y se miraron el uno al otro.

─ Hablando en serio, ─ empezó Phil, tomando aire para continuar y sin perder contacto visual con su amigo ─ Steve, si la banda te causa estrés y es mucho peso sobre tus hombros, y es lo que te lleva a beber sin control... entonces deberías descansar unos meses, y no pensar la banda.

─ Phil, eso no es lo único. ─ el más alto de los dos rió, pero con dolor.

─ ¿A qué te refieres? ¿Qué quieres decir? ─ arqueó sus cejas en confusión, esperando que su amigo se explique.

─ La banda es sólo una excusa, lo que en realidad me preocupa es lo que lleva consigo el estar en la banda. ─ recalcó haciendo ademanes con sus manos.

No se estaba dando a entender, Steve supo esto porque su amigo ladeó la cabeza, esperando a que se explique mejor. El más alto suspiró, colocó su índice y su pulgar en la unión de sus dos cejas, pensando. Abrió sus ojos y tomó aire. Phil esperaba pacientemente.

─ Escucha, ─ comenzó a hablar Steve, mientras negaba con la cabeza ─ Es lo que nos decía Mutt en un principio; primero es conseguir un hit, luego conseguir otro hit, después otro hit, y así, y así, hasta que llegamos a conseguir siete hits en un sólo álbum. Hysteria, ¿cierto?

─ Sí, es verdad. ─ asintió su amigo de acuerdo con él; sin embargo, seguía sin entender cuál era su punto ─ ¿Entonces?

─ Entonces, ─ recalcó Steve ─ Cada vez Mutt desea que seamos mejores, lo mismo que me decía mi padre; parece que todos esperan que sea perfecto en todo pero simplemente es muy difícil mantenerse a la expectativas de los que te rodean.

El otro guitarrista enseguida cambió su expresión a una combinada entre tristeza y comprensión. Conocía a su amigo de hace años, y aunque sabía de sus traumas, en esta ocasión Steve parecía hablar con tanta sinceridad.

─ Phil, incluso si consigues que un álbum sea perfecto, es imposible ignorar los moretones y fracasos que son tan claros en tu mente. Entonces sientes que no has tenido éxito, y lo único que quieres es alejarte de todo. ─ Steve suspiró; el alcohol pasó por su cabeza ─ Es imposible cumplir las expectativas de todos y mantenerse en la cima, sobre todo cuando lo único que hacen es criticarte.

El de cabello corto miraba con tanta sorpresa a su amigo. Comenzó a entender la crisis existencial de Steve. Toda su vida él fue exigido por su padre a ser el mejor, y cuando entra en Def Leppard su padre no estuvo muy contento. Sin embargo, eso obligó a Steve a esforzarse por ser aún mejor que antes. Pero con el paso de los años, notó lo difícil que era y empezó a deprimirse.

No a deprimirse por no ser el mejor, sino por las miradas de decepción que su familia y gente cercana le dirigía al enterarse de que él no era el mejor. Al saber que él no pudo cumplir las expectativas de los demás, se deprimió.

Le exigían más de lo que él podía y no lo apoyaban, en cambio, lo criticaban. Phil comenzó a entender esto luego de ocho años de conocer a su amigo. Tenía bastante peso sobre sus hombros y comenzaba a desmoronarse. El miedo lo dominaba, el miedo de nunca ser suficiente.

─ Lo que deberías hacer es callar las putas bocas de todos aquellos que te criticaron y no te apoyaron cuando lo necesitabas. ─ dijo muy serio su amigo, mientras el otro le miraba directamente.

─ Phil, ─ negaba con la cabeza el más alto ─ Ellos no están ahí, están aquí. ─ Steve llevó su dedo índice a su sien derecha y le dio golpecitos ─ Aquí adentro. Y por más que quiera jamás se callan.

Hagan conmigo lo que deseen,
Ódienme, y ríanse de mí.

─ ¿Y qué tiene que ver el alcohol con todo esto entonces? No entiendo. ─ el de cabello corto arqueó sus cejas confundido.

─ No soy un alcohólico porque quiera o porque me encanta el alcohol, aunque sí me gusta. ─ explicaba Steve ─ Funciona como un tipo de anestesia, porque me tumba por las noches y hace que las voces dentro de mi cabeza hagan silencio.

Oscurece mis mañanas,
Y tortura mis noches.

Ahí fue cuando Phil supo que los problemas de su mejor amigo eran mucho más grandes de lo que se imaginaba. Esto apuntaba al hecho de que el dinero no compra la felicidad. Porque todos ellos eran millonarios gracias al éxito de su álbum Hysteria de hace tres años, pero Steve no era feliz.

─ Pero, hace ya como un mes que te encuentras limpio, ¿verdad? ─ cuestionó Phil, preocupado.

─ Sí, exactamente hace cinco semanas y tres días. ─ sonrió su amigo como si estuviera muriendo precisamente por el hecho de no haber bebido alcohol. No resistiría mucho más.

─ Vaya, hasta los días tienes contado, eh. ─ rió el de baja estatura, acariciando su cuero cabelludo rubio.

─ Eso me recomendaron hacer. Además, no hay mucho que hacer por aquí, que digamos.

Ambos sonrieron y tranquilamente soltaron unas risas ligeras, mientras se veían el uno al otro. Detrás de las escaleras, en el hueco de éstas, tiernamente se abrazaron y cada quien escondió su rostro en el cuello del contrario.

Para los dos había sido esto un momento crucial. Phil se había prometido a sí mismo ayudar a su amigo en todo lo que pudiera; Steve estaba tan agradecido de tener aún gente a su lado, incluso si sólo era una persona: Phil.