[ PECADO ]

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Creo que es hermosa.
Amo sus ojos, ambos de colores distintos.
Adoro las cicatrices casi invisibles que tiene  en su cuerpo.
Me encanta ese oscuro brillo que marca sus ojos cuando piensa en algo, seguramente, nada bueno.

Acaricio su cabello, acomodando algunos mechones.

La acerco más a mí y toco la suave piel de su espalda, la rodeo con mis brazos y siento su perfume.

Adoro su olor.

Siento su corazón palpitar, siento su calor rodearme. La siento a ella.

Ella se mueve entre mis brazos, al despertar completamente me sonríe recordando lo de la noche anterior.

y si no te gusta el infierno ¿por qué le coqueteas al diablo?

Me da un corto beso de saludo.

Cuando estoy con ella siento que nada más existe.
Siento que tengo un propósito.
Siento que estoy con ella.
Siento que puedo protegerla.

Protegerla todo lo que no pude hacer antes.

Sus delicadas manos acarician mi rostro.

¿Por qué querías alejarla de mí?
¿A caso la querías para ti?
¿Querías hacer todo lo que hago con ella?

Tocar su delicado cuerpo, besar sus cicatrices, sentirla palpitar.

¿Todo eso querías hacer con ella?

Una rabia sobrehumana me invade al pensar en todo eso, me levanto bruscamente dejándola a ella confundida.

Confundida y asustada.
Como esa noche.

No dejaré que nada ni nadie te aleje de mí, no otra vez.

Quemaría esta ciudad para mostrarte la luz.

Entro al baño y me observo en el espejo.

Yo podía protegerte.

Saco un pañuelo y una pequeña botellita de mi bolso y las escondo entre mi ropa.

Salgo y la veo a ella sentada sobre la cama con la vista perdida. Le ofrezco una sonrisa para calmarla, lo cual funciona.

Me acerco a ella y me apoyo sobre su cuerpo, teniendo cuidado de no hacerle daño.

Nunca le haría daño.

comienzo a repartir besos por todo su cuerpo.

Yo puedo protegerte.

Al notar que ya está lo suficientemente distraída, saco el pañuelo sin que se dé cuenta, lo rocío con el líquido de la botella, y para cuando ella se da cuenta, ya es demasiado tarde.

Yo te protegeré.

La protegeré todo lo que no pude protegerte, Matilda.

Acaricio su cabello rubio.
Observo su rostro, sus hermosos ojos se encuentran cerrados.

Alice, eres tan idéntica a ella.

Eres mía.
Mía.
Mía.
Mía.

Pero él no lo entiende.

Tú tendrás que elegir.
Le dirás que eres mía.

Por tu lujuria, arderás en el infierno conmigo.

Ella me vuelve loco.
Más de lo que ya estoy.
Cariño, eres mi nueva obsesión.

BlasphemyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora