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Parte 1

Salir a la calle con Bucciarati era verdaderamente un reto.

Siempre se le acercaban personas de todas las edades, deteniendo su andar. Algunos lo saludaban preguntándole sobre su día, otros le pedían algún tipo de favor o simplemente le agradecían por sus servicios. En la mayoría de los casos, eran ancianas las que se le acercaban para presentarle de manera nada sutil a sus nietas, insinuando el hecho de que él siendo un hombre tan apuesto aún estuviera soltero. Él era realmente famoso entre las mujeres de la comunidad.

Y ese día, apesar de que Bucciarati no se encontraba con ellos, no fue excepción alguna. Estaba patrullando los puestos junto a Mista y Narancia, Bucciarati los había mandado para vigilar que todo estuviera en orden. Pero en el camino de regreso a la casa donde la pandilla se hospedaba, una joven chica detuvo sus pasos.

一 Ustedes... ¿Podrían entregarle esto al joven Bucciarati? por favor一 la chica estaba extendiendo un pequeño sobre, parecía nerviosa y sus mejillas estaban sonrojadas. Era muy bonita.

Mista fue el primero en reaccionar y aceptar el sobre, tomándolo entre sus manos.

一 Claro, cuenta con nosotros

一 ¡M-muchas gracias!一 les agradeció a los tres con sincera felicidad dejándolos seguir su camino.

一¿Qué es?一 Preguntó Narancia observando el sobre que Mista sujetaba con las manos estiradas, los tres estaban intentando analizar el contenido del sobre.

一 Ahhh, ya veo一 soltó Mista, parecía haber dado en el clavó, los otros dos lo miraron esperando a que hablase一 Es una carta

La curiosidad en Narancia aumento. La única chica entre ellos empezó a suponer lo que eso significaba

一 Escucha Narancia, esto es lo que suelen hacer comúnmente las personas cada que se enamoran, expresan sus sentimientos por medio de una carta y se la entregan a esa persona especial, esperando ser correspondidos一 explicó Guido

一 Oh~

一 Bucciarati es demasiado afortunado ¡Ugh! Casi me revuelco de envidia, ella era muy linda

...


Sacudió la cabeza al instante, tratando de borrar esas negativas nubes que empezaban a flotar sobre su cabeza, abrumandola. Se sentía mal consigo misma al tener ese tipo de pensamientos, la chica de la carta no tenía culpa alguna, simplemente estaba enamorada, al igual que ella, y eso no era un crimen. Pero aún así, no podía evitar el malestar que se le formaba en la boca del estómago al pensar en Bucciarati leyendo la carta y correspondiendo los sentimientos de aquella bonita chica.

Al llegar a la casa, Narancia se largo a la cocina y Mista fue directo a la oficina de Bucciarati para darle el informe del día, y obviamente hacerle la entrega de la carta. Dejándola deprimida en la entrada de la casa.

La admiración que desde un principio sintió por él aún la mantenía pura, fresca e intacta, eso era seguro. Pero con el tiempo sus sentimientos desarrollaron lazos mucho más fuertes. Lo que sentía por Bucciarati era más que una simple admiración, mucho más que una idolatría hacía su ser entero.

Lo miraba con adoración, sus ojos destellaban al observarlo. Hasta el mismísimo Bucciarati parecía saber de los sentimientos de su subordinada aunque ella quería creer que no. En realidad toda la pandilla parecía saberlo, bueno, toda a excepción de Mista.

一 ¡¿Bucciarati es que acaso eres tonto?! Ella realmente parecía haber puesto todo su corazón en esa carta.

De manera inconsciente, sus piernas la arrastraron hasta la oficina del peli-negro, estaba avergonzada por los actos tan tontos que su mente le ordenaba hacer pero una pequeña parte de ella realmente quería saber la reacción de Bucciarati.

El nombrado no contesto, ella imagino que la molestia de Mista se debía a que Bruno aún no quería leer la carta en presencia del pistolero. Bucciarati era alguien amable y caballeroso, apesar de ser una declaración escrita, no dudaba en que él prefiriera leerla en privado para respetar los sentimientos de la otra persona.

一 ¿Aún no la lees y ya la has rechazado? ¿Cómo piensas rechazar a alguien tan bonita?

一 Mista, entiendo tu enojo. Leeré la carta, eso te lo aseguro pero no puedo darme el lujo de corresponder los sentimientos de alguien que no conozco, incluso si lo hiciera, no podría corresponderle. No tengo tiempo para esas cosas

La chica afuera, sintió un nudo formarse en su garganta al ser testigo de tales palabras, eso sonó demasiado cruel para ella.

一 P-pero

一 Espero entiendas mis motivos. En estos momentos mis prioridades son otras

Sus ojos brillaron con tristeza, escuchar aquello solo hizo que su corazón resultara aún más herido. No sé qué estaba esperando oír al espiar su conversación de esa manera. Definitivamente sería su primera y última vez espiando conversaciones ajenas, a menos que no se tratase de alguna misión.

Antes de siquiera darse cuenta, aquellos dos dentro de la habitación habían terminado ya su plática y se dirigían a la salida. Bucciarati fue quién abrió la puerta de su despacho y fue el primero en verla ahí, ella al reaccionar casi se desmaya del susto, había sido descubierta. El jóven de cabellos lacios la miró sorprendido, y casi al instante ella aparto los ojos para que no se diera cuenta de su patético estado.

一 Oh, eres tú一 escucho a Mista llamarla

一 ¿Sucede algo?一 oyó está vez la voz de Bucciarati

一 Y-yo venía a一 no encontraba palabras para excusar su presencia frente a la oficina- Yo ¡venía a buscar a Mista!- gritó sin pensar

一 ¿A mí?一 preguntó el de gorro apuntandose así mismo

一 S-sí, te está buscando Narancia一 estaba avergonzada, aquello fue lo mejor que se pudo haber ocurrido一 eso era todo一susurró

Mista fue el primero en retirarse sin notar la tensión que se había creado en el ambiente. Curioso por averiguar la razón por la cuál Narancia lo buscaba. Bucciarati la miró preocupado

一 ¿Te encuentras bien?

一 Eh s-sí, yo creo que iré a mi habitación

一 Estás algo pálida ¿Segura que te encuentras bien?一 intento acariciarle la cabeza como siempre acostumbraba a hacer pero en un acto de reflejo la chica solo logro desviarle la mano con un manotazo, haciendo que el peli-negro se sorprendiera de su actitud. Estaba a la defensiva y solo pudo responderle con brusquedad:

一 No tienes porqué preocuparte Bucciarati.

𝙨𝙪𝙧𝙧𝙚𝙣𝙙𝙚𝙧 ㅡ 𝘣𝘳𝘶𝘯𝘰 𝘣𝘶𝘤𝘤𝘪𝘢𝘳𝘢𝘵𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora