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Muy cerca

Sus nervios se dispersaron cuando reconoció el aroma dulce y masculino entrar a sus fosas. El cuerpo entero dejó de responderle al sentir a Bucciarati en su espalda, casi rozándola.

Momentos atrás aquella mano grande y pálida que de vez en cuando solía revolverle de manera juguetona el cabello, se le había adelantado, bajándole de la alacena la pequeña taza de cerámica con dibujitos de cachorros que sabía él, era de sus tazas favoritas. Y ahora buscaba la suya entre las restantes.

Al escuchar la repisa ser cerrada creyó que el peli-negro finalmente se separaría pero aquello no sucedió.

一¿No me servirás?一 interrogó soñoliento tras haber bostezado. Los ojos de la fémina se fijaron en cómo ahora ambas manos del mayor se colocaban a los costados de su cuerpo, apoyándolas en la encimera.

El jóven capo frunció el ceño confundido al no obtener reacción alguna por parte de la chica一Se enfriará.

La adolescente abrió los ojos volviendo del pequeño percance. El calor subió a sus mejillas cuando escucho el leve tono ronco de su voz. Había olvidado por completo el café. Y sin querer hacerlo, respondió balbuceando en afirmación que, si no fuera por la cercanía el mafioso no hubiera escuchado.

Bucciarati acomodó la cabeza en el espacio de su hombro mientras tanto. La sintió temblar bajo su tacto y sonrió satisfecho por las reacciones que él generaba en ella.

La menor estaba hecha un revoltijo de nervios y lo que menos quería era derramar el café sobre sí misma.

一¿Estás cansado?一soltó suponiendo la respuesta, él solo se limito a asentir en su hombro, murmurando un ligero 'sí' solo para dejarlo en claro.

Bruno solía desvelarse la mayor parte del tiempo, trabajando en informes y documentos. Su escritorio era un desastre total, repleto de papeleo que aún no terminaba. Si no fuera por ella y sus constantes regaños se la pasaría todo el tiempo de esa manera.

一Si tenías mucho trabajo debiste decirme, pude ayudar.

一No podría aceptar tal co...

一Descansar es una necesidad Bucciarati.一le interrumpió

一...

Un suspiro salió de los labios del mafioso, el corazón se le encogió culpable al hacerla preocupar. Giró la cabeza para dejarle un casto besito en el hombro en una silenciosa disculpa.

La delicada mano femenina se desvío con valentía para acariciarle el cabello, correspondiendo a sus cariños. No podía verlo pero estaba segura que lo traía revuelto, podía sentir las suaves hebras negras ligeramente enredadas bajo el tacto de sus dedos.

Lo sintió refunfuñar en su lugar, contento por recibir la atención que le estaba proporcionando su mano.

一Bucciarati

一Hmm

一Tu café se enfriará

一Ya no quiero一 soltó cual niño mimado, hundiendo más la cabeza en ella, como si fuera todavía posible. Sus manos aún se aferraban a la encimera, arrinconándola entre su cuerpo y prohibiéndole en silencio su huída.

Ambos oyeron un carraspeo y el calor volvió al rostro de la chica. Bucciarati ni siquiera reacciono, no movió ni un milímetro de su cuerpo y la fémina atrapada entre su brazos no tuvo más opción que girar levemente la cabeza hacia la puerta de la cocina, avergonzada de la escenita que ambos estaban montando.

El joven capo gruñó un poco cuando dejó de sentir las caricias y frunció los labios molesto al verse forzado a quitar su cabeza del hombro. Iba a reprocharle pero se aguanto las ganas de molestarla cuando oyó ligeros pasos y voces de sus otros subordinados provenir desde el corredor y cayó en cuenta de que ya no estaban solos. El azabache giro un poco la cabeza, viendo con recelo al intruso que se había dignado a interrumpirle la mañana.

一Buenos días

Incómoda por la situación trato de actuar normal, respondiendo en un susurro al saludo de Abacchio. Bucciarati parecía rehúso a dejarla ir, aún sabiendo de la existencia de un tercero en la habitación.

一 Yo no he visto nada一 dijo burlón el albino. A paso rápido se apresuró en caminar hacia la alacena, agarrando lo necesario para servirse el desayuno. Se aseguraría de que ninguno de los tres mocosos que estaban haciendo puro lío en el comedor, entrara a la cocina. Pronto se despidió divertido de la fémina quien era la única que parecía ser consciente de su presencia pues Bucciarati había vuelto a darle la espalda por completo.

La subordinada del mafioso soltó un profundo suspiro una vez vió al ex-policia desaparecer por el umbral. Aprovecho en dirigir los ojos hacia su jefe.

Su cabello está revuelto.

Amaba cuando la trenza y los dos broches dorados adornaban su cabello pero internamente dentro de sus pensamientos, juraría que verlo despeinado podría volverse su imágen favorita en el mundo.

De sus labios salió una suave carcajada cuando de un momento a otro lo vió arrugar el entrecejo y fruncir los labios en un puchero con la taza en mano.

En efecto, el café se le había enfriado.

Bucciarati dejó la taza sin terminar, y volvió a esconderse entre el espacio de su hombro y cuello, frotando su cabeza en ella para obtener lo que quería; atención. Harto de esperar, tomó la mano más pequeña entre la suya, guiándola con delicadeza de vuelta a su cabello.

La fémina sonrió con ternura ante su comportamiento infantil. Y sin objeción cumplió con la silenciosa orden.

一Tienes que comer y luego ir a la cama

一Quiero quedarme contigo.

...

ha pasado tanto tiempoooo

cuando subí la historia nunca pensé que tendría tantas lecturas, me hacen sentir culpable de dejar la obra algo olvidada

no quiero excusarme pero la universidad me explota y mis ánimos este año han estado por el subsuelo buuuu.
sigo pensando que no soy buena escribiendo, hago lo que puedo¿¿ i guess.

tal vez me la pase editando algunas cosillas que aún no me convencen de esta obra, suelo escribir/postear por impulso y luego me arrepiento u///u les aviso para que no se me emocionen con tantas actualizaciones jaja, si tienen alguna duda andaré por aquí para leerles, chauu <3

como dato innecesario, todos los personajes que me flechan nunca tienen fics, me siento frustrada

𝙨𝙪𝙧𝙧𝙚𝙣𝙙𝙚𝙧 ㅡ 𝘣𝘳𝘶𝘯𝘰 𝘣𝘶𝘤𝘤𝘪𝘢𝘳𝘢𝘵𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora