El comienzo de todo

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—¡No debiste de arriesgarte de esa forma— gritó el líder de Young Justice, Aqualad—, podrías haber pedido refuerzos y ahorrarte esas lesiones!

El equipo sólo observaba en silencio la diatriba de su líder hacia el pequeño pirata informático.

—Lo tenía bajo control— contestó Robin de igual forma—. No tenía ninguno de ustedes que preocuparse.

Superboy dio un paso al frente, cansado de la discusión.

—¿Quién nos podría confirmar eso?— preguntó de una forma brusca— Nos preocupamos porque eres un humano, te pueden lastimar fácilmente.

Eso fue un golpe para el orgullo de Robin, provocando que el enojo tomará las decisiones.

—¿Por qué sólo se preocupan por mí, cuando Artemisa también es una humana?– gritó.

— Porque yo sé ponerme límites— contestó la mencionada— Yo sé cuándo parar, en cambio, tú sigues sin descanso.

— Eso es porque yo todavía puedo dar más— respondió frustrado— Si tan solo me permitieran mostrarles...

— ¿Mostrarnos qué, Robin?— interrumpió M'gann— Recibiste una bala en el hombro, eso ya debió de mostrarnos lo suficiente.

— KF, diles que yo puedo manejar este tipo de situaciones— dijo mirando a su mejor amigo—. Vamos, diles que necesitan confiar más en mí.

— Rob, amigo— contestó Kid Flash desviando su mirada—, sé que trabajas en Gotham y todo, pero no creo que puedas dar más.

El azabache sólo pudo dirigir una mirada herida al que se supone es su mejor amigo.

— Confíen más en mí— exigió enojado.

Antes de que pudieran seguir discutiendo entre ellos, los tubos Zeta se activaron.

Reconocido: Batman 01

— Equipo, quiero un reporte de su misión de parte de cada uno de ustedes para mañana— su mirada se posó en su protegido— Robin, tú vienes conmigo.

Ambos vigilantes caminaron hacia los tubos Zeta para regresar a su hogar en Gotham.

— Bruce, no fue mi culpa— dijo Dick llegando a la cueva, su máscara en mano–, lo tenía bajo control, pero el equipo interfirió.

— Tienes un hombro lesionado, estás perdiendo condiciones en el campo de batalla— contestó sin mirarlo– M'gann te detuvo, pero con tu entrenamiento debiste de poder evitarla.

— Estaba enojado— admitió Dick bajando su vista–, aún así, ellos no tenían porque interferir, sólo necesito entrenar más...

— Ya no hay más oportunidades— interrumpió Bruce— Quedas suspendido como Robin por tiempo indefinido.

Dick se detuvo en seco, mirando anonado a su mentor— ¿Qué?

– Obviamente has llegado al limite de tu desarrollo físico, no progresarás más y estás perdiendo condición. Serías una carga para el equipo, de hecho, ellos llevan días comentándome esto.

–¡No puedes hacer esto!— gritó alterado– Robin es todo lo que me queda, por favor, Bruce.

– Quedas suspendido del equipo y de la identidad de Robin— sentenció sin verlo.

Dick subió corriendo a la mansión, al llegar a su habitación, sacó una mochila. Guardó lo esencial, ropa, dinero que estaba ahorrando para emergencias y un álbum de fotos de su familia en el circo.

— Si Robin ya no estará aquí, Dick Grayson tampoco— murmuró cerca del llanto, acercándose a su ventana y saltando a un árbol próximo para ir al garaje.

Allí, tomó las llaves de su motocicleta y montó en ella. Al salir de la propiedad, frenó, se entretuvo un rato quitando el dispositivo de GPS que permitiría rastrearlo, cuando finalmente lo hizo, lo arrojó a unos arbustos.

A mitad de la carretera hacia la ciudad, se encontró con Alfred, que estaba regresando de hacer las compras y se miraron. Dick aceleró y dejó al anciano atrás.

Mientras conducía, miles de pensamientos se acumulaban en su mente, aumentando su ansiedad. ¿Su equipo lo veía como una carga? ¿Su mentor, su figura paterna, simplemente se había rendido con él?

No aguantó más y detuvo la motocicleta cerca de un bosque, sollozando.

Ya no llevaba puesto su traje de Robin, lo había dejado tirado en el suelo de su habitación en la mansión.

Se quedó pensando, viendo la Luna, hasta que escuchó ruidos y se puso alerta

—¿Qué tal, Robin?— un escalofrío lo recorrió, él conocía esa voz

— Creo que me está confundiendo, señor— habló seguro, tratando de calmarse, no era posible que ese hombre supiera su identidad de héroe.

– No trates de fingir, Robin— contestó saliendo a la luz— O más bien Richard.

Frente a él estaba Deathstroke aka Slade Wilson, el mercenario más buscado y peligroso en el planeta.

Antes de que Dick se pudiera mover, Deathstroke le propinó un golpe en la nuca y cayó al suelo.

Antes de cerrar los ojos en una oscuridad, pudo escuchar como Slade susurraba— Necesitas aprender mucho, aprendiz.

El canto de un renegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora