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—M-Maya... ¿Qué estás diciendo?— la rubia ojirosa aún no se lo podía creer. ¿Acaso estaba bromeando con ella? Lo dudaba, conocía cuando su novia hacía esa clase de cosas y nunca en su vida había visto la expresión que tenía ahora.

La pelicafé solo se tocaba su cabeza con delicadeza mientras miraba a la persona que se encontraba al lado. ¿Acaso la conocía y no podía recordarla? Pero nada se le venía a la mente... Nunca la había visto, excepto en la admisión de estudiantes de su escuela, por lo cuál lo único que recordaba era su apariencia y...

—¿Te llamas Saijo Claudine, verdad?— la nombrada la miró sorprendida y asintió.

—¡Sí! ¡Así es! Soy tu compañera, tu rival... Tu novia— respondió con un brillo en sus ojos, deseando que sólo fuese su imaginación aquello que estaba ocurriendo.

Aquella que se encontraba en la camilla, al escuchar la última palabra abrió sus ojos como "platos" y muy confundida le respondió.

—Perdona, debe haber un error— rió —Yo no me enamoraría de alguien por ahora. Sería sólo una distracción para mí. Además... Perdón si te ofende, pero dudo que me llegue a gustar una chica y aunque ocurriese, mi familia no lo podría aceptar—.

Claudine no sabía que decir. Sólo tapó su boca con la mano y salió corriendo de la sala, que lamentablemente coincidió con encontrarse con sus amigas.

—¡Oye Kuro!— Futaba no perdió ni un segundo y persiguió a su compañera.

—¿Que habrá ocurrido para que Kuro-chan esté así?— preguntó Karen llamando la atención de todas las presentes.

—Dejemos que Futaba se encargue por ahora— respondió Kaoruko mientras todas ingresaban a la sala.

—¡Maya-chan! ¡Despertaste!— gritó alegre Nana, mientras dejaba unas provisiones en una mesa.

—Estábamos muy preocupadas por tí— continuó Junna mientras le brindaba una "cálida" sonrisa.

La nombrada otra vez miró algo confundida a aquellas personas presentes en la habitación.

—Nana...¿Quiénes son estas personas?—.

—¡¿EHHH?!— gritaron todas al unísono.

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Claudine se dirigió a los baños del hospital. No aguantaba más las lágrimas, aquellas ganas de llorar la invadían en aquel momento.

Claro está que no se percató de que la pelirosada la había seguido.

—¿Cómo es posible?— preguntaba en voz alta, mientras se secaba las lágrimas —¿Porqué?— respiró —¿Porque no yo?—.

Así es, la rubia tenía tendencia a culparse de cualquier cosa que pasara en su presencia, no importaba que.

—Debí haberla defendido, tal vez debía haberla apoyado más en vez de simplemente quejarme siempre, en especial de cuando me quiere dar de... su cariño— allí fue cuando no podía más y dejó de resistir aquellas lágrimas que sólo le pedían salir, para liberar toda esa rabia y tristeza que tenía.

Futaba finalmente decidió abrazarla por detrás, lo que tomó por sorpresa a  Claudine.

—Odio cuando lloras así, en especial cuando no es culpa tuya ni mía— dijo mientras la rubia se daba vuelta para corresponder el abrazo.

—Y y-yo... O-Odio cuando haces eso... Me recuerdas mucho a... C-Cuando ella lo hace— comentó con tristeza la de ojos rosas.

—Ya, ya, llora, pero por favor no te lo guardes. Tampoco te diré tranquila porque eso sólo te preocuparía más— la pelirosa era muy buena consolando a los demás, en especial a aquellos que conocía muy bien como su amiga.

Se quedaron en silencio por algunos minutos más. Claudine no quería soltarla. No quería volver a esa sala y ver a Maya y aceptar aquella realidad que tenía ante sus ojos. Para ella aún parecía una pesadilla.

—¿Me contarás que pasó allá dentro?—.

—S-Sí, perdón. Pero me gustaría salir de aquí— respondió la de pelo largo, mientras secaba esas lágrimas restantes.

—Bien, pero antes, vamos, te invito a un café— Futaba sonrió y ambas partieron a un lugar alejado del hospital.

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—E-Em...Futaba...Me da algo de pánico subirme a una moto— dijo Claudine mientras temblaba un poco.

—No te preocupes— sonríe —Siempre lo hago con Kaoruko, además, soy muy precavida si es aquello que temes—.

—Está bien...—.

Con algo de dudas, la rubia subió detrás de su compañera, se puso el casco y la abrazó de la cintura, para finalmente partir.

—Ahora que lo recuerdo, tu nunca has andado en una, ¿cierto?— preguntó la ojimorada tratando de recordar.

—No realmente... Tendría que querer mucho a una persona como para andar en una— respondió la ojirosa con algo de vergüenza.

Futaba procesó lo que su amiga dijo y se podía notar un leve rubor en sus mejillas. Rubor que claro, Claudine no notaría.






















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PERDÓN, PERO NO SE PREOCUPEN HOY VIENE OTRO CAP💗💗💗😭🤧

[Finished] Memories [KuroMaya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora