1 semana después...
—Bien, ya hemos verificado todo, así que la paciente ya puede retirarse— decía una enfermera del hospital.
—No se preocupe, cuidaré de Maya-chan con mi vida— Nana se había ofrecido a hacerse cargo de ella (porque además era la única a quién recordaba).
Ambas adolescentes se retiraron del lugar y después de un rato, finalmente llegaron a la escuela.
—Me siento algo extraña— dijo en un susurro la pelicafé.
—¿Porqué lo dices?—.
—Digo...¿Es raro no?. Sólo fue un golpe en la cabeza y de repente todas esas chicas desconocidas me fueron a ver... En especial esa Saijo Claudine, que decía ser mi pareja, pero... ¿No crees que es algo loco? Yo no recuerdo nada de eso, seguramente era una broma, pero lo dudo, ya que se encontraba Hoshimi-san con ellas y...— Nana interrumpió a su amiga.
—Espera...¿Qué dijiste?—.
—Hoshimi-san, nuestra amiga, presidenta del consejo estu— otra vez fue interrumpida.
—¡La has recordado! ¡Oh, estoy muy feliz!— la rubia abrazó a su amiga, quién aún se hallaba muy confundida como para entender a lo que se refería.
No se dieron ni cuenta de en qué momento ya estaban en el jardín de la escuela. Decidieron ir primero a dejar sus cosas a sus respectivas habitaciones.
—¡Hemos llegado!— gritó una alegre Banana-chan.
Esto bastó como para que la mayoría de sus amigas escuchasen aquel grito. Se dirigieron inmediatamente a la habitación de la pelicafé.
—¡Tendo-san!— Karen era siempre la primera en mostrar afecto, fue directamente a abrazarla.
—Em... Si me dijeras tu nombre por lo menos podría intentar conocerte mejor— la ojicafé desilucionada soltó a su amiga.
—Dejemosla recorrer el lugar por ahora— Daiba nuevamente sugirió la tranquilidad de su amiga —Junna... No debería hablarte, pero ¿Podrías acompañarla?—.
—Pero por— la nombrada fue interrumpida.
—Hoshimi-san, sería agradable pasear por la escuela un rato, así me pondré al día con lo ocurrido— sugirió Maya.
—Oh, E-entiendo— la de lentes se percató de lo que había ocurrido —Bien, vamos—.
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—¡Oye, Kuroko!— la pelirosa trataba de convencer como por décima vez a su amiga que saliese de su cuarto.
Claudine había estado toda esa semana en su cuarto. De una rara manera había convencido a las maestras de que estaba enferma, pero las chicas de Seisho sabían que eso no era verdad.
—Vamos, no me hagas esto, si no sales, ¡Derribaré la puerta!—.
Futaba había ido cada día a rogarle a la francesa que saliese de ahí, que tomara un respiro, pero sus intentos eran en vano.
—Bien, aquí voy, ¡Waaa!— la adolescente logró derribar la puerta, pero para su mala suerte la rubia no estaba —¡¿EHHH?! ¿A dónde habrá ido?—.
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—Aquí fue...—Claudine paseaba por aquel balcón que tenía su escuela (especial para eventos y clases de astronomía).
Empezó a recordar cómo había sido aquel día...
—U-Um...— estaba demasiado nerviosa como para hablar.
La alumna brillante la miraba directamente a los ojos, lo que hacía aún más difícil aquella situación.
—Dime, ¿De qué querías hablar?—.
La de pelo ondulado se acercó lentamente a la mayor, diría incluso que a unos 10 centímetros o un poco más.
—T-Tendo Maya... Yo... Bueno... ¡T-toma!— entregó una bella y delicada carta con mucha vergüenza y nervios, que se dejaban ver en ese rubor tan rojo que tenía en su rostro.
La ojimorada miró atentamente el sobre, para después suponer de que se trataba y rió.
—Oh Claudine, ¿Enserio creíste que funcionaría?—.
Aquella que llevaba un cintillo en su cabello miró confundida y por dentro sólo quería desear que el momento acabara, que dijera que no y que allí terminase toda la comunicación que tenían.
—Pero...— Tendo tomó las manos de la menor y sonrió de una manera algo pícara —¿Sabes? No era necesario que me escribieras algo, me basta con un beso de parte tuya—.
La rubia se exaltó ante lo que dijo la del listón y luego sintió como ella la tomaba de la cintura y hacía contacto con sus labios de una manera muy suave.
Detrás de una muralla, se encontraban Kaoruko y Futaba mirando.
—Aw, son tan adorables, ¿No lo crees?— dijo la peliazul en un susurro mientras ponía ambas manos a un lado de su rostro.
—Si...supongo... Estoy feliz— pero por alguna razón, aquella "honesta" opinión que dió la pelirosa no era del todo cierta.
Ambas chicas terminaron el beso. El primero, al menos para Claudine.
—Deberías ver tu cara ahora— Maya reía de una manera que a la ojirosa le encantaba. Lo quería ocultar, pero no podía.
—T-Tú T-Tendo Maya, ¡Pensabas darme un susto!— estaba muy roja ante lo sucedido y no quería admitir que en realidad le había gustado.
La mayor tomó del mentón a aquella chica frente a sus ojos, para luego decirle lo que para Claudine sería lo más bello que le ha pasado.
—Siempre, desde el primer momento que te ví, supe que quería estar contigo. Nunca tuve ni una duda de acercarme a tí y a pesar de que la mayoría de las veces fuésemos rivales, tenía un sentimiento muy fuerte por tí y es por eso que ...— Maya la miró fijamente y de la manera más dulce —Jet'aime Claudine Saijo—.
La rubia no pudo evitar llorar en aquel momento y la abrazó muy fuerte mientras la contraria secaba aquellas lágrimas.
....
—Ese día me hiciste la chica más feliz de mi vida y ahora... No te queda el recuerdo de nada— pensó la ojirosa, mientras intentaba no derrumbarse por dentro.
Estaba tan concentrada que ni notó como una persona le había tocado el hombro.
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Quiero una Maya en mi vida ayudaaaa :c💕
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[Finished] Memories [KuroMaya]
FanfictionHace no mucho que Claudine se le había confesado a Maya... ¿Y qué creen? Están juntas, pero toda la alegría se verá interrumpida cuando en un Revue la pelicafé caiga debido a un golpe, provocándole graves heridas en su cabeza... [Contenido chicaxchi...