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La rubia iba de vuelta a su habitación rápidamente para pasar desapercibida entre las profesoras y le recomendó a su mejor amiga que hiciera lo mismo. Acordaron que en la mañana esta iría a dejarla en su moto al aeropuerto.

Y tal como esperaba, había un sobre encima de su mesa, que debía contener el pasaje que habían ido a comprar, aunque el horario era un poco más tarde de lo que recordaba.
Extraño.

Se tiró en su cama, agotada por el maravilloso día que había tenido y se puso pensativa.

Jamás... Pensé que iba a besarla... No estuvo nada mal— se tocó los labios recordando la sensación que le había dejado el dulce momento —¿Qué estoy pensando?.... Ugh, debería superarla a ella primero— puso su mano en la cabeza y se quedó profundamente dormida. Realmente necesitaba una siesta.

Por otro lado, Maya escribió una pequeña nota en su habitación, para después dejarla en su mueble.

—¿Ya tienes todo listo, Tendo-han?— la peliazul la iba a ayudar a llevarse sus cosas esa noche sin que nadie las notara, un plan que sólo sabían ellas dos y Nana.

—Sí, pero ¿Podrías esperarme en la entrada? Hay una última cosa que me gustaría hacer antes de partir— respondió, mientras apagaba las luces de su cuarto y cerraba su puerta.

—Por supuesto, pero recuerda, tenemos poco tiempo, te doy 5 minutos.

—No tardaré.

El par de adolescentes se separó, por un lado Kaoruko, que se dirigía con una maleta a la entrada de la escuela y por otro lado la purasangre, que curiosamente buscaba un dormitorio en específico.

—¿Debería... Hacerlo?

Llegó al de Claudine.

Desde el otro lado, la rubia estaba teniendo inexplicablemente un mal sueño, que la estaba afectando muchísimo, pues hasta estaba hablando dormida.

—No... No perderé... No perderemos... ¡Maya n'est pas la perdante!— comenzó a llorar aún dormida y bastó que ocurriera eso para que la mayor entrara preocupada.

—¿Estás...?— después de ver qué estaba durmiendo se calmó —Oh, había sido una pesadilla, mejor la dejaré dor—

—Maya... Maya... Maya... N-No... Nunca quise esto...— la menor abrazó una almohada que tenía a un lado —Lo lamento tanto... T-Te amo—

La ojiamatista miró sorprendida a la adolescente, mientras la escuchaba deprimirse, no pudo resistirse a acostarse a su lado, abrazarla y acariciarla suavemente en el rostro.

—Ma Claudine~.... ¿Sólo cinco minutos, eh? Valdrá la pena si es contigo— la acompañó en ese poco rato en el que estuvieron juntas.

—Que... Cálido esto— se escuchó el susurro de la contraria, mientras Maya estaba "muriendo" internamente de tanta ternura.

—Sí que te hago falta, ¿Eh?— vió como acomodaba su rostro en el pecho de la mayor —N-No hagas esto más difícil...— pero ya era tarde, estaba en una muy cómoda posición.

Pero lo bueno era que había dejado de llorar y se notaba en su rostro. Estaba durmiendo tan profundamente que no se daba cuenta que la pelicafé estaba a su lado, acompañándola, como siempre lo ha hecho.

—Shhh~ duerme tranquila... Ma Claudine... Perdón por ser así de idiota contigo y rendirme a la primera— sonrió levemente y olvidó lo que su amiga Japonesa le había dicho —Tal vez... Me quede por un rato más...

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—¡Ugh, le dije que no se tardara! Bueno, aún nos queda algo de tiempo... Conociéndola, debió haber ido a verla— la ojicafé se sentó a esperarla, mientras revisaba su teléfono.

[Finished] Memories [KuroMaya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora