La música y las letras mueven nuestras almas, hacen latir nuestros corazones y nos llevan lejos de la realidad. Algunas veces nuestras historias inspiran a la música, pero otras veces la música nos inspira para crear pequeñas historias.
Music and le...
Éste ya lo había publicado y lo borré por accidente, aquí se los dejo de nuevo. Gracias.
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I know you I walked with you once upon a dream, I know you the gleam in your eyes is so familiar at gleam. I know it's true that visions are seldom all they seem, but if I know you, I know what you'll do, you'll love me at once they way you did once upon a dream...
La década de los veintes del siglo XIX fueron unos de los años más hermosos y a la vez trágicos para la élite de las Wallflowers, cuatro chicas que en lugar de ir a fiestas, bailar y conseguir esposo se quedaban en casa leyendo y tomando el té. Aquellos años fueron una tortura para ellas porque todas cumplieron la mayoría de edad, por lo tanto estaban obligadas a asistir a los diferentes bailes que ofrecían los miembros más distinguidos de la élite británica. Las Wallflowers estaban conformadas por Jane Smith, Anne Turner, Katherine Holmes e Louisa Bowman, éstas dos últimas eran mejores amigas, se habían criado juntas desde que nacieron. Katherine era rubia, sus ojos parecían dos almendras, era lo bastante bonita y atractiva como para traer a cualquier hombre a sus pies. Lou, por el contrario era una chica de cabello castaño oscuro y ondulado, sus ojos café oscuro siempre estaban pegados a las páginas viejas de los libros que leía ansiosamente. Lou era una chica linda pero comparada con Katherine no dejaba mucho que desear o eso le decía su madre. Katherine había dejado a las Wallflowers dos años atrás para poder unirse a la élite que iba a bailes y contrae matrimonio, la élite con mayor número de integrantes en Derbyshire, la cual integraban las personas de la alta sociedad, como lo eran ellas dos, pero Lou no estaba interesada.
—No entiendo porqué sigues formando parte de ese club —comentó Katherine—, son tan aburridas, sólo se dedican a leer.
—Kate, tú eras parte de nuestro club —le recordó.
—Pero ya no lo soy, ahora soy parte del club de las mujeres que van a los bailes de los hombres más ricos del condado.
—Esos bailes son una pérdida de tiempo.
—Tus libros son una pérdida de tiempo —Lou la miró ofendida.
—No te atrevas a insultar a mis libros —dijo con el ceño fruncido—, mientras tú te la pasas bailando y buscando un esposo, yo voy a mundos donde lo imposible se vuelve realidad.
—¿Acaso escuchaste lo que acabas de decir? —dijo la rubia en tono burlón.
—Ya no me molestes, por favor, estoy tratando de leer —dijo señalando el libro.
—¿Qué es lo que estás leyendo? —preguntó la rubia y se acercó para ver—. ¿Otra vez el mismo libro de Austen?
—Es el que más me gusta, además no he tenido tiempo de ir a Londres por más libros de ella —comentó encogiéndose de hombros.
