Te Here (El Amor) - Louis Tomlinson

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No to'u here ia 'oe, e tere imi au ia 'oe, na te ra'i te fenua, tae noa'tu i te hohonura'a o te moana hoeherehia

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No to'u here ia 'oe, e tere imi au ia 'oe, na te ra'i te fenua, tae noa'tu i te hohonura'a o te moana hoeherehia. No to'u here faito 'ore na te pohe taua e fa'ata'a te tapu na taua.

No to'u here ia 'oe, fa'aruru ho'i au te ua, te mata'i te vero te anapa uira irava i te apura'i ta'u tiare iti. No to'u here aueue 'ore, na te pohe taua e fa'ata'a te tapu na taua.

(traducción al final)


—¿Tengo que ir al baile? —le pregunté a mi madre, definitivamente usar un vestido de gala y pasar un rato sonriendo falsamente ante los invitados del reino no era mi actividad favorita

—Cornelia, eres la princesa y por lo tanto debéis asistir al baile —mi madre comenzó a ajustar el vestido, lo odiaba con todo mi ser, no me dejaba ser libre, parecía una estatua sin poderme mover con ese vestido y ni hablar de las zapatillas.

—Madre, tienes otras dos hijas a las que les encanta todo esto, ¿por qué yo también tengo que ir? —me quejé mientras trataba de que el vestido no me quedara tan ajustado—. Nadie va a notar que no estoy —dije, aunque eso era mentira, en cada fiesta preguntaban por mí y bueno mi cabello pelirrojo intenso no pasaba desapercibido entre las personas.

—Ya no te quejes, Cornelia, asistirás aunque no quieras —me dijo pasándome otras zapatillas porque las anteriores no le habían gustado—. Ahora debo arreglarte ese cabello, siempre es lo más difícil en ti.

—No es necesario, no está tan mal —le dije pasándome los dedos entre los rizos—. Yo lo arreglaré —dije al ver la mirada de mi madre

—Muy bien, te veré en el gran salón, ya han llegado algunos invitados y no hay que hacerlos esperar —me dijo, asentí y ella salió por la gran puerta color marfil de mi habitación. Me senté frente al espejo y me observé, mi cabello en verdad era un desastre, comencé a cepillarlo, tomé un listón y me até la mitad del cabello, ya no estaba tan mal, escuché que tocaban la puerta.

—¿Puedo pasar, majestad?

—Oh, Marley, claro que puedes pasar —le dije. Marley era mi doncella, ya le había dicho que no era necesaria tanta formalidad, pero ella insistía.

—Lamento interrumpirla, alteza, pero el joven Edmund está esperándola en el pasillo.

—Dile que pase —dije mientras trataba de que los rizos quedaran en su lugar. Edmund era un buen amigo mío, hijo del mejor amigo de papá, él daría el reino entero porque me casara con él, pero yo nunca había visto a Edmund de ese modo. Era alto, tenía ojos como la miel y el pelo negro azabache, todas las damas de la corte, incluso mis hermanas, morían por él, pero Edmund no parecía muy interesado en ninguna de ellas.

—Eres un desastre —me dijo riendo, sabía que se refería a mi cabello

—Hago lo que puedo —me encogí de hombros—. Odio tanto estos bailes, quisiera poder quedarme aquí...

Once Upon a Song (one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora