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Hay un plato hondo frente a mí. Tiene un líquido transparente que me hace recordar a la lluvia, acerco el rostro pero no percibo olor, me volteo hacia Jin, él me observa extrañado .
- ¿No tienes sed, bebé? - pregunta ladeando su cabeza provocando que sus rizos se sacudan un poco.
Acerco el hocico y saco mi lengua, toco el líquido con la punta y me doy cuenta de que no tiene sabor. Repito la acción metiendo cada vez más el líquido a mi boca, al parecer sí tenía "sed".
Jin sonríe.
- La veterinaria dijo que no podía darte leche - no entiendo nada de lo que dice. Jin se ríe, su risa es tan linda e inocente que me eriza el pelaje. Se pone de pie y va a la cocina.
Me acuesto en el sofá y cierro los ojos.
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He estado una semana con Jin, cuando el reloj apunta a las 9 él se va, cuando marcan las 3 él regresa. Todo el tiempo que no está en la casa es aburrido y solo puedo dormir mientras espero.
La casa está muy alta, así que no puedo salir por la ventana a pasear, aún no tengo tanta agilidad para alcanzar el árbol que está al lado del balcón. Una vez lo intenté y casi me mato.
Oigo la puerta, miro el reloj y son las 3, muevo un poco la cola, como si fuera un perro. Jin sonríe al verme.
- Lamento haberte dejado solo, Yoonie - dice con pesar.
Dice esa frase cada día.
- Te traje un regalo - de una bolsa saca una lata y la abre. Coloca su contenido en mi tazón, ese tazón azul que compró para mí, el que dice "YoonGi" en letras blancas. Dijo que era del mismo tono miel que mis ojos, lo que sea que eso signifique.
Deja el tazón en el suelo y espera a que lo huela, no tiene mal aroma, me animo a probarlo y lo hago reír.
- ¡Que bueno que te gustó bebé! - exclama pero al instante me detengo, de hecho no me ha gustado.
Me alejo del plato para tomar el líquido transparente que Jin a llamado "agua", quiero sacar ese sabor de mi lengua.
Jin pone una mueca de tristeza y por alguna razón me hace sentir mal.
Ya no tiene la venda en la mano pero le ha quedado una cicatriz y verla... por alguna razón también me hace sentir mal.
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