Le pedí al Vigilante que siguiéramos y me guio hacia el centro de la sala, en la cual había una especie de escotilla, la abrimos y bajamos por una escalera de mano. Si me asomaba al fondo, recuerdo que solo se veía oscuridad como si me dirigiese a un abismo lúgubre. Mientras bajábamos, el Vigilante me advirtió de algo: "Aquí veremos a los peores pecadores; los violadores, esos repulsivos seres que llevados por la lujuria desenfrenada forzaron la voluntad de otros, profanando sus cuerpos y envenenando sus almas en el proceso. Ellos reciben el peor de los castigos, es tan repugnante que muchos no soportan siquiera verlo, ¿estás seguro de que quieres seguir?" Curioso, asentí, y proseguimos nuestra bajado hasta que me pareció comenzar a sentir un hedor asqueroso y una superficie blanda bajo mis pies. "Bienvenido al Abismo Sangrante".
Creo que nunca había visto algo tan asqueroso y vomitivo en mi vida, pero ahí estaba. Era una sala completamente formada de carne, sin una forma muy definida. Dentro, millares de cuerpos ominosos colgaban mientras una especie de tentáculos surgidos de todas partes profanaban cada centímetro de sus miserables cuerpos. Se introducían a cada orificio que encontraran y creaban los suyos propios, mutilaban y desmembraban. Era una imagen espantosa, pero me deleitaba ver a tal repulsivas y aberrantes almas recibiendo su merecido eternamente.
En algún punto, no sé si por el hedor, por lo que estaba viendo o por el cansancio de todo lo que había pasado ese día, comencé a sentirme mareado, y contra mi voluntad, caí repentinamente desmayado al suelo.
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El Faro Ancestral
FantasyViaje al estilo de la Divina Comedia por algunos sitios de un Infierno especial.