Hiro se quedó callado por unos segundos, admitió que eso era un tema que bo debía tomar a la ligera, pues sabía que cualquier respuesta podía cambiar la percepción de Miguel.
Hiro suspiró.—Migue, no sé si lo recuerdas, pero cuando llegaste aquí... La primera vez que llegaste a San Fransokyo, te dije que podías volver a México cuando tu quisieras... Y que yo... Yo no iba a detenerte.
—Si, lo recuerdo, pero... Cuando dijiste eso, solo éramos amigos, y ahora... Somos pareja, y creo que mi decisión te involucra.
—Miguel, antes que novios, seguimos siendo amigos, y no importa lo que elijas, lo que dije no va a cambiar, siempre voy a querer lo mejor para tí, si quieres volver a México, está bien.
—¿En serio...?
—Claro que sí, además creo que todos te extrañan allá, está bien que vuelvas a Santa Cecilia para pasar las fiestas con tu familia.
—Sí, la verdad es que yo también los extraño...
—Entonces no creo que se deba discutir. Tú, Miguel Rivera, volverás a México la próxima semana.
—Está bien.—sonrió él.
***
Los días pasaron, y como Hiro lo había prometido, ya estaba ayudando a Miguel para irse lo antes posible. Aún así, algo extraño estaba pasando, y Miguel lo había notado, pero de todos modos no estaba muy con vendido de querer ser detective de medio tiempo.
Las sospechas surgieron cuando Hiro se quedaba largos ratos en su escritorio durante las noches, sin intensiones de ir a la cama, y eso a Miguel le molestaba un poco.
—Hamada, ¿No vas a venir?
—¿Eh? Ah... No, yo... Me quedaré un rato más despierto, lamento si te molesta.
—Sólo me preocupa que no vengas a dormir.
—No importa, sólo tengo algo que hacer.
—¿Qué haces? Se supone que ya dejaste las clases.
—Sí, pero... Es algo mio.—suspiró.—Tu tranquilo, vendré después.
En unos segundos, Hiro había guardado algunas cosas en su mochila, después la cerró y bajó las escaleras con cuidado, para salir y continuar en el garage, cómo lo hacia antes. Hiro creía que lo que estaba haciendo era importante, y es cierto, es importante.
Por otro lado, Miguel se había rendido y optó por querer seguir durmiendo hasta que llegó el día siguiente, el cuál era su último día en la cuidad.
***
Mguel se levantó, sin ver a su pareja por ningún lado de la habitación, de manera inmediata, sospechó que nunca llegó para domir durante la noche.
Hasta que escuchó como subían las escaleras.—Hola.—saludó Hiro.
—¿Dónde estabas?
—Ah, ¿Por qué preguntas?
—Sospecho que en la noche no viniste a dormir.
—Pues no, no dormí mucho ayer.
—Ahg, que tonto...
—Oye, no te enojes, es tu último día en San Fransokyo, no te enojes por cosas sin sentido.—dijo besando la mejilla del otro.—Mejor baja a desayunar.
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Un Héroe Citadino.
FanfictionMiguel Rivera se despide de México para conocer San Fransokyo junto a su compañero de aventuras, Hiro Hamada, quien le mostrará lo que puede llegar a hacer la tecnología, conocer nuevas personas, y descubrir un mundo infinito de posibilidades. »Pri...