Sin Miedo

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Han pasado muchas cosas como para poder confíar en lo que vendrá más adelante, pero puede variar si confías en el destino. suponemos que el destino es algo importante, es aquello que nos da un camino por el cual pasar, para llegar al futuro que te espera.
Y en ocaciones, dos caminos pueden unirse. Y esa oportunidad se le dió a dos chicos que no habían sentido nada parecido a lo que sienten ahora.
Dos caminos se cruzaron, y se creó un nuevo destino, aunque no sabían si duraría mucho, pero de todos modos fueron y vivieron su nueva vida, porque aunque el destino cambie, sus corazones aún seguirán unidos por un fuerte sentimiento.

Algunos dicen que no somos dueños de nuestro destino, pero hay otros que son guiados a el.

*~San Fransokyo~*

—Últimas noticias, acaba de confirmarse un gran acontecimiento para la ciudad de San Fransokyo.—se escuchaba la televisión del café de Tía Cass.
—Recientemente, los cargos altos de la ciudad, acaban de aceptar una petición hecha por un civil. Se trata de el joven Hiro Hamada, quien exigió a los más altos a considerar los derechos de las personas que no han salido al mundo por el rechazo social, con esto también, Hamada pidió autorización para poder casarse con su actual pareja.
Luego se una junta y pensarlo mucho, la alcaldía coincidió, y le dió el permiso para poder casarse y abrir una nueva ley que permita la libertad de las personas como él. Esto se aprobó en agradecimiento a Hiro por ayudar a la ciudad como miembro de los Grandes Héroes, por lo cuál Hiro Hamada, su pareja, y toda la comunidad colorida de San Fransokyo tiene los mismos derechos que un civil común.
Muchas gracias, Hiro Hamada por ayudar a los demás, y alzar la voz.
Soy Bluff Dunder, hasta la próxima.

***

»Cuatro años después...«

~San Fransokyo~


—¡Papá! Papá, despierta.—gritaba la niña.

—Hiro, tu hija te llama.

—Ya la escuché, Miguel.—respondió medio dormido.

—Tú también debes levantarte, mamá.—dijo ella moviendo a Miguel.

—Está bien ya vamos, ya despertarmos Hiromi, papá y yo nos dormimos tarde.

Aún así, por sorpresa, Hiro abrazó a la niña para besar su mejilla, y Miguel hizo lo mismo, mientras la pequeña se reía por las cosquillas.

—Tía Cass los está esperando.

—Está bien, ya bajaremos, ten cuidado con las escaleras.

—Sí, ¡No tarden!—dijo bajando de la cama para bajar las escaleras con cuidado.

Hiro a punto de levantarse fué abrazado por su novio, para retenerlo unos segundos.

—Hay que levantarnos, Hiromi es capaz de venir con un balde de agua fria.—rió

—Lo sé, solo dame un segundo.—Miguel se acercó a besó los labios del chico.

Hiro le devolvió el beso y finalmente se levantaron, se lavaron, se vistieron y bajaron, viendo a Hiromi poner unas galletas sobre la mesa.

—Tía Cass bajó un momento.

—Está bien, puedes sentarte.

Un Héroe Citadino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora