Un Héroe Citadino.

Puede funcionar.

~*Meses después*~

-San Fransokyo-

No sabían como había pasado.
¿En que momento se habian arriesgando?

¿Lo pensaron bien?

¿Fué un impulso?

¿Saldría bien?

¿Estarian bien?

***

Hiro había pensado en algo que podría cambiar muchas cosas, pero no sabía que paralelamente Miguel estaba pensando en algo demasiado similar;  y cada uno quiso arriesgarse por su cuenta.

Era primavera, y muy pronto sería el cumpleaños de Hiromi, lo habian notado hace unas semanas, estaban felices de poder hacer una pequeña celebración para ella.
Honey Lemon fué la más interesada, también convenció a GoGo de que la ayudara, y ella accedió; Tía Cass sentía algo similar, pues se encariñó mucho con Hiromi.
Básicamente parecía que Hiromi le había robado el corazón a todos.

Honey quería encargarse de todo con Tía Cass y GoGo por lo que decidió que Hiro y Miguel debian salir con la pequeña a dar un paseo, o algo así, por lo que Hiromi salió con ellos.

Hiro y Miguel fueron al parque se sentaron bajo la sobra de un árbol de cerezo.
Se sentaron frente a frente, pues querían que Hiromi aprendiera a caminar pronto, y lo estaban logrando, pues daba pasos lentos  pero seguros, caminando de Hiro a Miguel, y de Miguel a Hiro.

Luego de un rato, Hiro había recibido un mensaje de texto de parte de Honey Lemon,  ya podían regresar a casa.

Miguel cargó a Hiromi mientras caminaba junto a Hiro. Y cuando llegaron a casa, Miguel bajó a la niña para que diera unos pasos hasta los brazos de Tía Cass quien había abierto la puerta.

—¡Hiromi!—Tía Cass se emocionó al verla dar un par de pasos y la abrazó cuando llegó a sus brazos.—Has crecido muy rápido, y eres tan linda.

Honey Lemon había decorado un poco con Fred, GoGo miraba y Wasabi ordenaba lo que Fred dejaba por ahí.

Hiro consideró que Honey Lemon había exagerado, pues eran pocas personas y Hiromi no recordaría su primer cumpleaños.
Miguel, Honey y Tía Cass lo tacharon de aguafiestas.

Cuando dieron por empezada la celebración Honey Lemon y Tía Cass le mostraron a los demás lo que habían preparado, para ellas lo más importante era mostrar el pastel que habían hecho, aunque Hiromi no pudiera comerlo del todo.

Pasaron horas, todos festejaban el primer año de Hiromi, y aunque todos estuvieran con ella, Hiro sentía algo en su interior y se alejó para quedarse frente a una ventana y sentir un poco la brisa.

—¿Qué pasa?—preguntó Miguel, al acercarse al chico.

—Nada.

—Hiro, sé que pasa algo, dime.—insistió.

—Yo... Solo pensaba, en como Abigail podría estar celebrando el primer cumpleaños de su hija.