Capítulo 38: Fuego.

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-Ewelyn, por favor, _le suplicó agarrándola de la muñeca_ ¿qué he hecho mal?

-Intentar engañarme, tarde o tempano la verdad se descubre _explicó ella con calma_. Ahora, ¡suéltame!

No la soltó, solo le explicaba con la mirada su gran arrepentimiento, hasta que habló:

-Tu hermana...

-No me ha mentido _dijo ella fulminándolo con la mirada_. 

-Sí te ha mentido, _su rostro se volvió serio_ Astoria NO era virgen cuando empezamos a salir.

-Déjame Malfoy, déjame...

-Sabes que no lo haré, _dijo serio_ ¿por qué no me quieres creer?

Ewelyn no se pudo contener, de toda la rabia que sentía, tristeza la gran parte, pero una rabia inmensa. Le dio una fuerte bofetada en la mejilla, haciendo que él la soltara.

-¡CALLA Y DÉJAME! _gritó furiosa_.

Draco solo la miró al borde del llanto, ella solo le echó una mirada de asco y se adentró al baño.

Estalló en lágrimas sin poder evitarlo y salió de la habitación dando un portazo, lo que hizo sobresaltar a Ewelyn del susto.

El rubio salió de la mansión, sin saber que hacer, así que decidió relajarse con un paseo por el jardín. Pasó por la fuente... Visitó los pavos reales... Pasó por el laberinto... Pero nada, no podía contener el llanto.

Caminó por todo el laberinto, con las manos frotándose los ojos, secándose inútilmente las lágrimas. No veía casi nada a causa de esto, por lo que cuando decidió apartar las manos, no sabía donde estaba: Se había perdido.

El joven Malfoy en teoría se sabía el laberinto de memoria, cómo entrar y cómo salir, ya que no paraba de jugar allí en su niñez. Pero... Esta vez no sabía cómo salir, y se le hacía extraño. Caminó sin saber a dónde iba, pero lo que tenía claro es que se negaría a no ver a la persona que siempre amó irse de su vida.

Sacó su varita, no estaba muy seguro de lo que iba a hacer, pero saldría de allí por cojones.

-¡Lacarnum Inflamarae! _gritó apuntando a cualquier lado. Unas pequeñas chispas salieron disparadas desde su varita hacia un arbusto, el cual empezó a echar humo, pero no ha quemar lo, y a Draco no le era suficiente._ ¡INCENDIO! _ahora sí, el arbusto empezó a quemarse.

Las llamas se propagaron por todas las hojas, ramas y cualquier ser vivo de aquel laberinto. Diréis que Draco fue un idiota al pensar eso, pero si no lo hubiera hecho...mejor no hago spoiler.

Por instinto se tapó la nariz con la camisa cuando sintió que el humo abundaba sus fosas nasales.

Quería caminar, pero las llamas se lo impedían, y la energía se le acaba cuanto más humo le entraba en su Sistema Respiratorio...

Su cuerpo no pudo más, poco a poco fue cayendo al suelo. Se vio se rodillas sobre las hojas secas, y en cuestión de segundos, cayó tumbado y desmayado.

Después de Hogwarts...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora