Capítulo 3, 1ra. Parte: "El mal oculto"

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Se había recargado en una pared, hasta la corbata se había desabrochado. El abuelo presidente de Konoha estaba por iniciar su aburrido discurso, le conocía desde que tenía memoria. "Un gran amigo de tu padre fui, Naruto-kun", siempre le recordaba cuando lo veía. Bostezó. A lo lejos observó a sus amigas Ino y Temari atender a los medios de comunicación presentes, y a Shikamaru y Choji estar atentos a los requerimientos del mandatario, el pervertido de su jefe y mentor estaba a lado de el mismo, le susurraba cosas al oído.

-Otro día más en Uzumaki Tek- comentó y empezó a caminar alejándose del lugar de la conferencia. Al final sólo seguía las indicaciones de Jiraya-san, tranquilo se empezó a dirigir hacia el elevador, a lo lejos podía oír las palabras de Sarutobi-ojisan; se anunciaba como habían descubierto un complot que podría desestabilizar los tratados de paz con otras naciones.

-... el hallazgo de este extraño laboratorio y tecnología nos tomó por sorpresa, por eso le pedimos a Uzumaki Tek que nos ayude a vislumbrar a que nos estamos enfrentando. – Naruto ya parecía más interesado en la conferencia, de repente un golpe lo sacó de concentración, por poco pierde el equilibrio y cae al suelo.

- Una disculpa, estaba distraído y no... - se detuvo el rubio al ver con quien había chocado, frente a él y con un rostro sumamente frío se encontraba el joven azabache con quien cruzó mirada días atrás. De nuevo, su cuerpo y mente empezaron a sentir aquella sensación tan extrañamente familiar; de la nada una dolorosa punzada se reflejó en su corazón.

Un estruendo, humo, gente huyendo horrorizada del lugar. El joven azabache frente de él salió corriendo hacía donde había provenido el estallido, por su parte Naruto empezó a temblar. "Jiraya-san, Ojisan...", pensó y siguió a toda prisa los pasos de aquel joven de pelo oscuro.

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Los heridos empezaban a llegar, el área de urgencias está llena de vendas, algodones y sábanas llenas de sangre; los gritos de dolor inundaban el lugar. Sakura corría de un lugar a otro valorando la gravedad de los pacientes e indicando cuales tenían que ir inmediatamente a quirófano y cuales podían ser atendidos en otra área para dar espacio por si se presentaban más víctimas.

- Hinata, necesito más vendas, alcohol, y agua destilada, también más comprensas y sueros... - la pelirosa estaba concentrada en que no se acabaran los insumos médicos para atender a los heridos, y con decisión daba órdenes al personal.

- Sí, Sakura-chan- respondió su amiga – Nos informan que vienen dos ambulancias más, ¿qué hacemos? Nos estamos quedando sin espacio... - se preocupó la enfermera.

- Avisa que estas serán los últimas que atendemos, que empiecen a trasladar a los demás heridos al hospital más cercano... - Sakura secó el sudor de su frente – Vamos, Hinata, recibamos a esas ambulancias. – Ambas se dirigieron a la entrada de urgencias.

La primera ambulancia, llegó. Sakura se apresuró a recibirla, los paramédicos bajaron a un hombre de largos cabellos blancos, la ojiverde lo identificó, era el dueño de Uzumaki Tek, Jiraya-san. Los paramédicos le informaron que sólo estaba inconsciente pero estable, luego vio como como bajaban otra camilla, pero está ya tenía la sabana blanca puesta ocultando el cuerpo, Sakura levantó el manto... Sarutobi-dono estaba sin vida. Murió en el traslado.

- ¿Ya notificaron al Gobierno que aquí lo tenemos? – preguntó a los paramédicos, ellos asintieron. La joven médico se dirigió a la segunda ambulancia, otras dos camillas la esperaban para valoración; detuvo su andar...

-E... e... ellos son... - sus ojos por una extraña razón empezaron a cristalizarse, una lágrima recorrió su mejilla y en su pecho empezó a sentir una opresión; se apresuró y empezó a tomar sus signos vitales. Estaban gravemente lesionados, pero todo indicaba que no pondrían en riesgo sus vidas. "Son los jóvenes de aquella vez, ¿por qué estoy feliz de que se encuentren a salvo?", pensaba confundida por las sensaciones.

- Rápido, a la sala de urgencias; los examinaré personalmente – indicó Sakura a los presentes.

El rubio y el azabache estaban inconscientes, parecía que habían peleado contra alguien puesto que sus heridas no indicaban que fueran víctimas de la explosión.

- Los protegeré... a todos... - balbuceó el rubio.

- ... lo prometo. – le secundó inconsciente el pelinegro.

Sakura los veía desconcertada, nada tenía sentido, pero muy en el fondo sabía que tenía que ayudar a ese par. Por una razón desconocida le importaban y no dejaba de llorar por ello.

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Algo no estaba bien, lo presentía.

- Jūgo, ¿alguna novedad? – apretó su intercomunicador – Atentos, algo no me pinta bien...- el azabache chasqueó al no poder distinguir que era lo que lo tenía incomodo.

- Todo en orden en mi área, Sasuke-sama, no veo movimientos anor... -, escuchó por su auricular.

- ¿Eeeh?, hoy estás más nervioso de lo normal, Sasuke-san... – otra voz se entrometió en la conversación.

- Suigetsu, idiota... deja trabajar en paz a Sasuke – la voz de una mujer también interrumpe en la frecuencia de radio.

- Karin... Suigetsu ... concentrénse en la misión. – Jūgo interpela.

- ¡No te metas, Jūgo! – al unísono gritan Karin y Suigetsu, haciendo chillar los auriculares.

- Callénse ya y protejan al presidente – frío pero visiblemente molesto les contestó Sasuke.

Llévaba su mirada a todos lados, escudriñaba cada rincón del edificio. Detestó desde el primer momento al lugar de la conferencia, la arquitectura del lugar tenía muchos puntos ciegos, lo que dificultaba encontrar alguna posible amenaza.

Un escalofrío recorrió su cuerpo... su entrenamiento le indicaba que algo andaba mal. "Rápido, que alguien lo encuentre...", pensaba sin darle importancia al poco sentido que tenía lo que su mente le indicaba; y por fin lo vio. Un hombre cargaba un extraño paquete, se preguntaba cómo había burlado la seguridad de la entrada, se disponía a dar las generales del sujeto a sus compañeros por medio de la radio.

- ... fue gracias a la denuncia de Uchiha Itachi, del Corporativo de Seguridad Uchiha, que dimos con este hallazgo, tenemos años colaborando con él desde el terrible accidente que se llevo la vida de sus padres, descubrimos que ambos hechos están intimamente relacionados. - Sasuke se paró en seco al oír lo que el mandatario anunciaba en la conferencia, luego un golpe lo sacó de sus pensamientos.

- Una disculpa, estaba distraído y no... - volteó a ver al rubio con el que había chocado, estaba a punto de también disculparse y salir corriendo tras el sospechoso sujeto cuando notó de quien se trataba. "Eres tú...", pensó y recordó el incidente en la calle hace días. Sus ojos empezaron a doler y su visión empezó a nublarse.

Explosión, el lugar se llenó de humo y eso lo sacó de sus pensamientos, olvidándose del ojiazul corrió hacia el lugar de la detonación; a pesar de tanto humo y polvo él sabía perfectamente hacía donde debía dirigirse, una extraña sensación en su cuerpo le indicaba que más adelante encontraría más problemas además de la explosión.

Escuchó una pelea, se encontró a Jiraya-san enfrentándose a un hombre que intentaba llegar a un inconsciente Sarutobi-dono; intentó acercarse pero otro misterioso sujeto con una máscara de conejo le cerró el paso, se dispuso a enfrentarlo pero otro más lo sujetó por la espalda, intentó zafarse pero le fue imposible. El sujeto frente de él sacó una navaja. "Se acabó...", pensó Sasuke. Se oyó un golpe, la fuerza de su atacante se desvaneció. De una patada alejó al hombre con la navaja, volteó a ver qué había pasado con quien lo sujetaba; detrás se encontraba el rubio ojiazul.

- Parecías en aprietos... - le sonrió como si fueranlos mejores amigos, después cambio su expresión a sincera preocupación.

Un Nuevo MundoWhere stories live. Discover now