I. Ángel

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Era de mañana, hacía frío y el sol ya había salido algunas nubes apenas hacían presencia, el hombre que pronostica el tiempo en el canal SBS decía para las siguientes horas sería soleado alcanzando picos de 28 grados. Como de costumbre la señora Do le creyó, por ello en su lista de cosas que no debe olvidar antes de partir eliminó el paraguas. No era necesario si Mr. Lee lo decía.

Su único y joven hijo gritó otra vez. El bullicio venía de la habitación del segundo piso donde el menor se encontraba con su primo. Eran los últimos preparativos antes de partir. La señora Do subió escaleras arriba y tocó la puerta, más que por educación lo hizo porque no quería encontrar a su hijo sin vestir.

—Pasa —la dulce voz de Baekhyun sonó.

Kyungsoo estaba sentado frente al espejo, Baekhyun a su lado tenía la peluca en sus manos limpiando y quitando algún cabello que quedara suelto.

—¿Ya estás listo? Tenemos que irnos en quince minutos.

Kyungsoo giró los ojos exasperado. Apretó los labios y le hizo una seña para que se retire. El mensaje era claro, no quería verla.

—No deberías estar molesta con ella —sugirió el primo del menor una vez que la señora Do salió.

Kyungsoo le quitó la peluca y se lo colocó con mucho profesionalismo. ¿Cuántas veces lo había hecho? Incontables.

Luego de los últimos retoques Kyungsoo bajó. Al pie de las escaleras su madre lo esperaba. Sus ojos brillaban asombrada, como si aún continuará sin creer que la persona frente a ella fuese su hijo.

Con un vestido blanco, zapatillas del mismo color, cabello largo y suelto que caía hasta por encima de su cintura, maquillaje ligero que resaltaban sus labios y mirada, pendientes sutiles y un reloj de oro en su muñeca derecha; Kyungsoo se paró a su lado no luciendo como su hijo, sino como la hija que perdió nueve años atrás.

Una bella y angelical señorita se posicionó a su lado, así era como lucía Kyungsoo, con esa pequeña cintura y hombros cortos nadie sospecharía que era un hombre en realidad. Su rostro tierno resaltaba por encima de todo y el vestido que caía por sus rodillas acompañado de unas panties para ocultar su piel. Tan pura que todos pensarían que es una niña buena de casa y no un jovencito que continuamente juega videojuegos hasta el amanecer, que sólo usa ropa negra y grande para lucir más masculino y mayor. Un muchacho que tiene que hacer ese sacrificio por su familia.

—Vamos.

Baekhyun cogió suavemente la muñeca de su primo y lo llevó hasta el coche en el que partirían.

El camino al Centro de salud mental y psiquiátrico es como de costumbre, relajado y con pocos automóviles que se dirigen a fueras de la ciudad. El sonido de la música acompaña a madre e hijo, pues ninguno de los dos ha querido ser el primero en pensar en ello. Es algo que sólo tiene que hacer una vez al mes, lo odiaba antes, ahora también pero con menos intensidad. Entonces cada vez que piensa que debe dejar de hacerlo sabe que hay una recompensa al final. Esa que no le puede poner un precio.

Al llegar y entrar a la habitación asignada para su padre su recompensa lo espera. Una enorme sonrisa que brilla por su llegada, y es solo por él o «ella», le ilumina el día.

—Mi ángel ha venido hoy —dice su Papá estirando los brazos y esperando a que la persona frente a él, su «hija» vaya a su encuentro.

A paso ligero, Kyungsoo se deja envolver en un abrazo que sabe que su padre le ofrece con muchísimo cariño y sinceridad.

—Pá —le dice dando ligeros toques en la espalda —, hoy te ves más guapo que nunca.

Sus piernas débiles hacen que su cuerpo no soporten su peso, Kyungsoo lo sabe así que lo vuelve acomodar en su silla de ruedas.

It's Just MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora