III. Gandalf

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Ambos se encontraban afueras de la casa Park, tiesos y sin saber muy bien cuál era el siguiente paso a realizar. Lo hubiera hecho Chanyeol en cualquier otra situación como darle un abrazo a Kyungsoo y llevarlo dentro, así lo hacía con sus amigos allegados, además de jugar por mucho rato y dedicarle poca relevancia al trabajo del colegio, pero ahí estaban, ambos sin moverse. Verlo a su lado, tan pequeño y casi perdido le recordó a su hermana gemela que solo había visto una vez. Es más, ambos eran intocables, no se atrevió a pasar sus brazos por los hombros cortos del muchacho. No es que estuviera escrito, pero para Chanyeol tocarlo estaba prohibido.

La señora Park abrió la puerta al notar que ambos jóvenes no entraban a su hogar.

Estiró sus brazos y Chanyeol la saludó como todos los días, un largo abrazo y un beso en la mejilla.

—Muy buenas tardes —Kyungsoo saludó a la distancia.

La señora por respeto mantuvo la puerta abierta para que ingrese. Le sonrió con ternura y Kyungsoo lo sintió sincero y lleno de cariño.

La primera vista al entrar a la casa era que estaba muy organizada, limpia y bien decorada. Ya sea el color que resaltaba en la pared principal o los bordados que decoraban casi cada pieza de la habitación.

—Wow, no sólo tiene un aspecto hogareño también tiene su propio estilo. Estoy seguro que ninguna otra se le puede comparar.

La madre de Chanyeol sonrió de oreja a oreja.

—No sé tú hijo, pero el muchacho ya se ganó mi corazón.

Al escucharla Kyungsoo notó que lo había dicho en voz alta y no en sus pensamientos donde debió haberse quedado.

Se sonrojó.

Chanyeol lo miró enternecido, era la primera vez que miraba a Kyungsoo tener las mejillas rojas. Así Lucía mucho más parecido a su hermana, y aunque sonara raro, no le importó, es más no se permitió alejar la mirada de Kyungsoo.

Una vez que estuvieron en el cuarto del muchacho empezaron a trabajar para el proyecto que tenían.

—No podemos usar cualquier tema común que sucede en nuestra sociedad —Chanyeol empezó a dar vueltas junto a su escritorio.

—¿Por qué no? —respondió Kyungsoo —¿Qué hay de la corrupción del último ministro, inseguridad en el barrio de los taiwaneses?

—Es común, como mínimo ya habrá algún otro grupo que expondrá de ello. Lo ideal es no repetirlo porque sino la nota de dividirá. Son noticias que incluso están transmitiendo ahora en el televisor.

Kyungsoo sólo quería terminar cuánto antes e irse. Se supone que su plan de alejarse de él tenía que llevarlo acabó, pero estaba ahí, en su casa, sentado en su cama, bastante cómoda por cierto, y su madre les había llevado algunos bocadillos.

—Voy a cambiarme, pon algo de música —Chanyeol señaló su computadora.

Haciendo lo que le indicó Kyungsoo notó que todo su escritorio estaba muy bien organizado, al igual que toda la habitación. Chanyeol no parecía ser el tipo de chico que es ordenado y limpio.

Al abrir la playlist de Chanyeol y poner la primera canción en aleatoria su corazón se quedó quieto en la primera nota de música.

Se quedó mirando fijo la pantalla mientras Hyukoh sonaba de fondo. Y la siguiente canción hizo su trabajo, también le robó el aliento, se sentía como si él mismo lo hubiera hecho, pero éste no era su computador, y la imagen de fondo, un niño de orejas grandes y tierno, indicaba que le pertenecía a Chanyeol.

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