Portal Equivocado.

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Una gran aventura; peligros en todos lados y la muerte en el aire; esas eran mis expectativas sobre nuestro viaje por Helheim, pero ahora, por alguna razón inexplicable, estaba escuchando música de elevador, tarareada también por nuestro profesor.

—¿Nadie dirá que esto es raro? —pregunté algo incomoda.

—Somos brujas, lo raro es normal para nosotras —expresó la gótica mientras los demás asentía.

—¡Pero esto se pasa de la raya!

El profesor me hizo una señal de silencio con su dedo y guió mi mirada hacia un letrero.

[Absténgase de gritar en el elevafor]

—¡¿Qué rayos?! ¡¿Por qué alguien gritaría en un elevador?!

—Tú dime, lo estás haciendo.

—... —guardé silencio con el ceño fruncido, malditos letreros.

El elevador siguió bajando, y bajando, y continuó así por diez minutos; sería el paraiso de las parejas que tienen sexo en los elevadores.

—¿Alguien quiere tener sexo en el elevador? —Mavis me leyó el pensamiento.

—No, gracias —Avelin negó con vergüenza.

—No, ya comí —¿Qué pasaba por la mente de Ángel?

Poco después, el elevador se detuvo y las puertas se abrieron en... En un bar demoníaco. Había luces de colores, una barra con bebidas y clientes, pero estos no eran humanos; ni siquiera los trabajadores lo eran.

El cantinero era un hombre de traje elegante con la cabeza de una mosca y los clientes eran succubos, demonios clásicos cornudos y otros tan feos que no podría describirlos, pues eran bastante incómodos de ver.

—¿La salida a la tierra está en un bar? —pregunté contrariada.

—Si, pero no se confíen, este lugar puede ser más peligroso que el anterior —respondió Ángel saliendo del elevador.

—¿Por qué?

—Una vez perdí mi dinero jugando Black Jack.

—¿Cómo?

—Creí que jugabamos poker.

—... ¿Seguro que está calificado para ser profesor?

—Si lo estuviera, no estaría dando clases en una escuela de brujas semi-anarquista, Pikachu, ahora vamos por un trago.

Las chicas y yo lo seguimos a la barra con el cantinero mosca.

—Hola Michael.

—Agh, Ángel ¿de nuevo por aquí? —preguntó la mosca con voz de narrador Disney.

—Hablas como si no te gustara verme cada semana.

—Siempre que vienes pierdo dinero; sólo usas el pasaje y no consumes.

—Tranquilo, esta vez traigo clientes. Quiero una margarita de manzana, y para las chicas... ¿Qué bebida les gusta?

—Tenemos diecisiete años —respondió Avelin dudosa.

—Entonces... ¿Un coctel?

—Yo quiero una sexy poison —respondió Mavis.

—Yo un jugo sin alcohol —siguió Avelin.

—Yo una piña colada.

—A la orden... —si el camarero tuviera rostro humano, mostraría cansancio y molestia.

Transferida a una escuela de brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora