Capítulo 9 La Venganza

363 26 2
                                    

Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi...

VAINILLA

CAPÍTULO 9

"La Venganza"

Ryoga caminaba por la calle a paso lento junto a su fiel compañero, Blanquinegro. El cielo estaba lleno de estrellas brillantes, a pesar de que el camino del chico se sintiera sumido en la oscuridad. Eran las doce menos un cuarto, cuando abrió la puerta de su casa, al tiempo que encendía la luz de la sala. Ukyo estaba ahí, esperándolo, recostada en uno de los sillones, enfundada en una de las camisas de Ryoga.

—Ukyo...

—¡Vaya! Qué horas de llegar. Te demoraste bastante — la chica castaña hablaba con un tono sarcástico, mirándolo seria. Ryoga, no había cambiado su serio semblante —¿te divertiste con Akane? Esa mosca muerta.

—Ukyo, por favor. No empieces...

—¡No me importa lo que pienses y mucho menos lo que hagas con esa! ¡Sólo espero que haya valido la pena la espera para mí! —se acercó a él, aún con el ceño fruncido. Lo tomó del cuello de la camisa para hacerlo agacharse a su altura y susurrarle al oído con una vocecita melosa —¿quieres que termine lo que ella no hizo? Sé que soy la única que puede hacer lo que te gusta.

—No —Ryoga le tomó las manos para quitarlas de su camisa —te lo dije antes. Ya no insistas con lo mismo.

Ukyo sacudió sus manos como si le quemaran. Ardía de celos y no soportaba que él la rechazara por una simplona como Akane.

—¿Por qué ella? ¿Qué tiene que yo no? ¡Es por esa maldita necedad de superar a Ranma! ¿cierto? Te lo digo de una vez. Ella no se va a fijar en ti, por si no lo notaste.

Ryoga desvió la mirada unos segundos. No necesitaba que nadie se lo dijera, él lo sabía.

FLASHBACK

Después de que Akane, Ryoga y Blanquinegro subieron al taxi, el chico del colmillo comentó al chofer una dirección. Éste asintió con la cabeza y avanzaron a gran velocidad en línea recta. Se mantuvieron en silencio por varios minutos. Akane giraba la cabeza hacia atrás, donde habían dejado a Ranma y a Ukyo sobre la acera, frente al cine.

¿A dónde vamos, Ryoga? Me pareció que Ranma y Ukyo también querían venir con nosotros preguntó Akane.

Vamos a Tokio.

¿A Tokio? ¿no es un poco tarde para ir? Akane se sintió algo incómoda. No tenía idea de que Ryoga pensaba llevarla a ese lugar, a pesar de no estar tan lejos de Nerima.

No te preocupes, cuando lleguemos, verás que habrá valido la pena Ryoga puso su mano sobre la de Akane, lo que hizo que ella se estremeciera un poco. En segundos, ella movió su mano. Ryoga pensó que debía ir con más calma si no quería que la chica se asustara.

Treinta minutos después, estaban llegando al centro de Tokio, iluminado por sus vistosas pantallas y sus calles repletas de gente. Nada comparado al tranquilo Nerima. Akane pensó que pronto se detendrían, pero no fue así.

—¿No vamos a bajar aquí?

No. Vamos a las afueras de Tokio.

¿Qué? Ryoga, dijiste que vendríamos a Tokio y ya estamos aquí. Dime qué pretendes Akane seguía nerviosa y miraba a Ryoga con temor, tratando de que no se le notara. El chofer los miró por el retrovisor. Al parecer, algo no iba bien. Ryoga se dio cuenta de la reacción del hombre y rio ligeramente para evitar cualquier señal de alerta.

VainillaWhere stories live. Discover now