Ninguno grito.
Ninguno corrió.
Solo nos quedamos ahí, de pie, observando al animal sonriente quien nos devolvía fijo su mirar rojo.
Mario fue el primero en reaccionar, gritando, llamando la atención de las monjas quienes salieron despavoridas para observar que pasaba. Sí ellas decían que no veían dicha sangre realmente me tiraría por las escaleras.
Pero ellas gritaron.
Y los niños igual.
-. ¡NOOOOO!-. Escuchamos un grito desgarrador desde arriba-. ¡HERMANA SUPERIOR, HERMANA SUPERIOR!.
La hermana superior salió disparada escaleras arriba, pero ya la otra monja se encontraba a mitad de las mismas. sus manos bañadas en sangre no dejaban de temblar, su rostro manchado con ese líquido era poco enjaguado con sus lagrimas, y su típico vestuario llevaba.
-. ¡Hermana Susan!.
-. ¡Que Dios nos ampare, hermana!. ¡Que el mismísimo Dios nos ampare en este trágico día!-. Abrazo a la hermana superior con fuerza, dejando salir terribles sollozos mientras seguía repitiendo aquella frase.
Comencé a sentirme mareada. No era el momento para empezar a sentirme mal. Mario me tomo de la mano y comenzó a jalarme, Julia y otra monja de cabellos rubios comenzaron a llevarnos a nuestras habitaciones-. Alex, cariño, será mejor que te quedes en las habitaciones compartidas-. No me queje, prefiero mil veces quedarme con alguien a quedarme sola. Mario no me soltó.
Seguimos hasta las habitaciones. A consecuencia que no hay mucho espacio es obvio que debemos compartir las cosas. En este caso no hay reglas para "compartir" con esto me refiero a que los chicos y chicas mayores pueden dormir en la misma habitación.
Rayan y Mario me ofrecieron ropa para cambiarme pero yo me negué, no es que no me sintiera cómoda, pero aquella escena me tenía totalmente altera e inquieta, y lo último que quería era quedarme sola.
-. Eso fue escalofriante-. Comente, me senté en la cama y observe como mis amigos se sentaban en suelo-. ¿Quien creen que sea el difunto?-. Pregunte.
-. No tengo idea-. Susurro Rayan, parecía el más afectado-. Todo esto me parece totalmente extraño.
-. Debemos esperar a que Julia nos diga algo-. Dije, ahora acostándome boca arriba en la cama. Mario se levantó y se acostó a mi lado.
-. ¿Crees que haya sido el gato?-. Voltee a verlo, sus ojos oscuros nunca demuestran nada, era bueno ocultando lo que siente.
-. No lo creo-. Rayan fue quien respondió, acostándose al otro lado-. Pero estaba bañado en sangre.
-. Tal vez... Pudo estar ahí y se haya manchado...
Negué-. No-. Me senté, los nervios y la ansiedad nunca me dejaban quieta en un solo lugar-. Ese gato... Ese gato...
Varios chicos entraron a la habitación, los conté con la mirada y en total eran diez, mayoría de chicos que de chicas ya que ellas normalmente preferían dormir juntas. Algunos me miraron curioso pero no dijeron nada, otros me saludaron desde lejos y yo les sonreía levemente.
Todos parecíamos muy tranquilo con lo sucedido.
Y es que antes en este lugar tuvimos que soportar fuertes suicidios, tanto de las monjas como de los mismos chicos. Siempre trataba de ocultarlo, pero era obvio que nosotros nos enterábamos cuando dejábamos de verlos por los lugares.
Rayan se levantó y miro la ventana, aún era mediodía y el sol le pegaba directo al rostro. Sus ojos se veían más claros y su piel radiante, sí estuviéramos en otra situación no dudaría en coquetearle un poco.
Pero aquel gato bañado en sangre no dejaba mis pensamientos.
Mario se tapó los ojos con su brazo y yo hice lo mismo. Hacíamos esto para calmar nuestros pensamientos.
¿Realmente un gato es capa de hacer eso?. ¿De matar?. ¿De estar bañado en sangre?. ¿Sonreír?. Me gustaría no darle tantas vueltas al asunto pero algo dentro de mi me confirma que todo es posible, y en este caso es posible que ese animal pueda matar.
-. Existen gatos salvajes-. Dije, me quite el brazo de los ojos y note a Rayan apartar la mirada de mi rápidamente.
-. T~Tienes razón-. Balbuceo. Mario se río fuertemente.
-. Aveces eres tan tierno, Rayan-. El nombrado se sonrojó un poco y eso me pareció adorable. Sin embargo, la expresión de timidez de transformo en terror.
-. Ehhh chicos-. Rayan nos miro fugazmente. Algunos chicos también se acercaron a la ventana y murmuraban cosas-. Deben ver esto.
Yo fui la primera en levantarse y mirar, Mario se quedo en la cama, alegando que no podría soportar otra sorpresa-. Maldición-. Susurre.
Habían cinco carros policiales, y se estaban llevando a dos monjas quienes dejaban gotear mucha sangre de su vestimenta.
-. Esto se puso interesante.
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La Hija De Jeff The Killer.
Casuale¡Empieza la aventura nuevamente!. Esta vez la historia será algo más sería, no habrá saltos en el tiempo extraños y todo será como debe ser. Pero no se preocupen, tendrá su respectiva diversión y nuestra adorada Alexia Woods. ¡Disfruten!. ¡Próxima...