—If I can love you, if I can love you, the moment you accept me.
Don't make me doubt, don't make me doubt, I want to be yours forever.
Take the opportunity, I give you the opportunity, only if it is forever. I will love you, I will love you. You will be mine forever.
Los aplausos hacían eco en el lugar y un sonrojo se había formado en sus pálidas mejillas, donde trabajaba los jueves era karaoke, no es que ella por voluntad propia se levantaba a cantar sí no su jefe la hacía hacerlo, la primera vez que cantó las personas que iban allí se quedaron completamente enamorados de su voz y de hecho los jueves habían mas personas en aquel lugar. Sus mejillas se coloraron más cuando vio que un grupo de chicos la miraba con descaro. De manera rápida volvió a su lugar de empleo ganándose una mirada de odio de parte de la persona a su lado. El dueño del lugar caminó hacia ella aplaudiendo como si fuese foca.
—Fabuloso. —Su jefe le regaló una sonrisa llena de cariño. Ella siempre lo había visto como un familiar cercano.
—Por favor jefe, ya basta. —Su baja voz había salido tímida y con atropellos.
—Lo haces bien. Nunca me cansaré de aplaudir tu talento. —Una pequeña sonrisa había salido de sus labios.
—Muchas gracias, Jefe. —Un asentimiento había recibido de vuelta.
Se movía de lado a lado en The Silver Spoon su lugar de trabajo en el cual se distraía y pasaba cinco horas los finés de semana. Los días de semana estudiaba y se dedicaba a ayudar en la biblioteca principal de la ciudad. Le encantaba ya que era una persona amante a todo lo que se refería letras, tanto en la escuela como fuera de ella.
Si se hablaba de amigos no tenía muchos a su alrededor, sólo había una chica la cual muchas veces la lograba pisotear aunque ella lo ignoraba porque temía quedarse sola completamente. Ella era el cero a la izquierda de la escuela. Cliché sí, pero tocaba. Todos somos un cero en la izquierda para una persona, para un mundo, en un lugar.
Los chicos de antes quisieron hacer su pedido así que su compañera caminó hacía allá moviendo sus caderas de lado a lado logrando captar la atención de algunos al pasar. Era sensual sí. Pero solía ser una mala persona, era cruel y amante a la maldad, le gustaba hacerle maldad en sus turnos y le encanta de manera extraña hacer caer a aquella chica.
Al llegar hacía la mesa fue recibida con indiferencia de parte de todos los que estaban allí. De manera disimulada arregló el delantal con el nombre del lugar, los cinco chicos exactamente la miraron con carcajadas y con sus rostros llenos de burla.
—¿Nos puede venir atender la chica que canta? —Ante aquello la chica apretó sus dientes enojada y puso los ojos en blanco.
—Pero es mi turno y estoy dispuesta a darle lo que necesiten. —Una ceja se arqueó hacía ella de parte del líder del grupo.
—Pues, podrías irte como mismo viniste. Nosotros estamos dispuestos a esperar hasta que llegue el turno de la chica linda. —La chica jadeó con incredulidad ¿Quiénes se creían ser ellos? Ella era hermosa y mucho más que aquella chica.
—Bien. —Los chicos le regalaron una sonrisa las cuales si no hubiese dicho aquello la haría mojar todo lo que llevaba en la parte baja de su cuerpo. Al pasar los minutos los trabajadores de allí se comenzaban a aburrir, la última hora de la chica se acercaba y ya estaba lista para empezar. Tomó el delantal con el nombre del restaurante y arregló su blusa. Su largo pelo estaba recogido en una cola descuidada y su rostro sin rastros de maquillaje estaba dispuesto a regalar la sonrisa de día a día para atender a los clientes. No le aburría su trabajo, la divertía más bien, le gustaba ver a familias felices compartiendo y niños gritando por más helado el cual siempre se le era dado por sus padres después de tantas lágrimas.
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No me sueltes.©
Teen FictionUna persona vacía que sólo busca poder y que lo obtuvo a un alto precio. Una persona que está alejada de su familia buscando ser alguien porque donde estaba nunca lo iba a lograr ser. Una mala actitud, un carácter horrible. Una actitud sumisa que se...