III. Solicitudes Chūnin

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—¡Ha! —exclamó la azabache, lanzando una patada que el mayor pudo detener con facilidad.

De inmediato dio un salto para retroceder, volando por los aires y lanzando ágilmente un kunai que rozó el chaleco de su sensei, creando un corte en este.
Con rapidez volvió a otorgarle otra patada la cuál se vio obligado a esquivar y finalmente, Saori pudo tomar el pergamino que dejó caer, terminando por apuntarle con otro kunai en su garganta a lo cuál el azabache alzó los brazos en rendición.

Kenta no pudo evitar reír, jadeando un poco mientras escuchaban los aplausos por parte de los dos chicos que se encontraban observando aquella prueba.

—¡Estuviste genial, Saori! —exclamó con alegría Hisoka, pasando su brazo alrededor de sus hombros y ella desactivó su sharingan tras dejar salir un suspiro.

—Desde nuestra misión en el País del Rayo has mejorado mucho, en especial después de aquel encuentro con los ninjas de Kirigakure —agregó el peli morado.

—¿De verdad, chicos? —su pregunta salió con un tono de total ilusión.

—Así es, Saori. Tus movimientos son más rápidos que antes y seguro el sharingan ayuda demasiado en ello —esta vez respondió Kenta, sentándose junto a sus alumnos en el césped.

—Pude despertar las tres aspas, aunque tenía mucho miedo de perder a Nobuo-kun —no pudo evitar soltar un suspiro con suavidad, apoyando el rostro sobre el hombro del mencionado y provocando que este se tensase un poco por la cercanía de su amiga.

—Nobuo también estuvo fenomenal, aunque sus heridas fueron graves en ese instante —Hisoka se cruzó de brazos, negando de un lado a otro—. Pensé que lo perderíamos.

Kenta sonrió ampliamente después de beber agua mientras los tres chicos se concentraron en hablar sobre esa misión que habían tenido hace unas semanas. A pesar de la pesada experiencia por verse acorralados en una emboscada, ellos lo recordaban como algo positivo que les ayudo a crecer.

—¡Estoy ansioso por tener otra misión fuera de la aldea! —volvió a hablar el chico de ojos color rubí.

El adulto de ojos ámbar alzó la vista, notando la presencia de un águila y su ceja izquierda se alzó con curiosidad debido a ello.

—«Huh, ¿Tan pronto?» —pensó a la par que se levantaba, sacudiendo su traje shinobi—. Chicos, el entrenamiento de hoy ha terminado.

Todos elevaron su cabeza para responder en un asentimiento y pocos segundos después, su sensei desapareció.

—¡Bien! ¡Vayamos a comer! —casi se podría decir que ordenó Hisoka, haciendo reír a Saori.

Juntos comenzaron a correr, saliendo del lugar de entrenamiento y tomando rumbo hasta la aldea para ir quizá a Ichiraku o al restaurante de barbacoa.

Please Don't Go ⸺ 𝙄𝙩𝙖𝙘𝙝𝙞 𝙐𝙘𝙝𝙞𝙝𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora