❝Tal vez existe algo más allá, algo detrás de esta atroz masacre por un solo individuo. Quizá no era algo que él deseaba hacer.❞
Era lo único que podía pensar Saori Uchiha, la segunda sobreviviente a la masacre de su clan, el cual se cree, fue asesi...
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—¡Katon: Gōkakyū no Jutsu! —exclamó tras realizar los sellos, expulsando una gran bola de fuego por su boca hasta aquellos shinobis de Amegakure.
—Que ataques tan inútiles -casi podía ser palpable la burla en las palabras de aquellos ninjas.
Se podría decir que habían sido emboscados por ellos mientras caminaban en busca de un pergamino, pero estos los rodearon primero al tener la guardia un poco baja y ese había sido su primer error. Al llevar ya tres días vagando sin conseguir nada, el equipo seis había comenzado a rendirse poco a poco.
Uno de aquellos tipos con vestimenta rara se dirigió rápidamente hasta Saori, propinandole un fuerte golpe en su abdomen que la sofocó, haciendo que escupiera su propia saliva.
-¡Saori! -gritó Nobuo alarmado, intentando correr hasta ella, sin embargo, otro de sus enemigos lo detuvo.
-¡No te irás! ¡Suiton: Suiryūben! (Elemento agua: Látigo de dragón de agua).
Aquel tipo de cabello castaño creó una esfera, de la cual emergieron látigos de agua y estos comenzaron a ir detrás del shinobi de melena morada. Al sentir la técnica marchar detrás suyo, alcanzó a esquivar unos cuantos, pero uno de estos rozó por su cintura, creando una herida que de inmediato comenzó a emanar sangre y su diestra intentó hacer presión para reducir la hemorragia.
-¡Maldita sea! ¡Nobuo! -esta vez fue Hisoka el alarmado, pues dos de sus amigos se hallaban débiles. Con fuerza, propinó un gran puñetazo a el otro shinobi de Amegakure, lanzándolo lejos por suerte.
Saori recuperó fuerzas, corriendo hasta aquel tipo que había herido a Kagome, activando su sharingan y haciendo un corte en su abdomen con un kunai, pero lo único que salió de él fue agua y no aquel líquido rojo. El ninja se rió, retrocediendo junto a sus tres compañeros.
-No teníamos la intención de matarlos, pero se han resistido mucho -comentó uno de ellos con esa voz tétrica que salía debido al aparato que llevaban en su rostro.
La Uchiha mantuvo el sharingan activado y ayudo a que su amigo peli morado se sostuviera mientras gotas de sangre aún caían; por otro lado, Hisoka se pocisionó delante de ellos de forma protectora, con ambos brazos extendidos.
-¡Sobre mi cadáver tocaran a mis amigos! -exclamó furioso; habían herido a ambos y eso no se los perdonaría jamás.
Risas cínicas se escucharon y por la forma que adquirieron sus ojos, se podía deducir que sonreían con malicia. Poco les importaba herir a unos niños de doce o trece años.
-Saori, Nobuo -les llamó serio, atrayendo su atención- ¿Aún tienen chakra? ¿Pueden usar la técnica?
Por un instante, la menor frunció ligeramente el ceño y procedió a mirar con preocupación a su amigo quién se sostenía de ella. Asintió primero el joven herido, dándole la palabra a la azabache.
