❝Tal vez existe algo más allá, algo detrás de esta atroz masacre por un solo individuo. Quizá no era algo que él deseaba hacer.❞
Era lo único que podía pensar Saori Uchiha, la segunda sobreviviente a la masacre de su clan, el cual se cree, fue asesi...
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«Los kunais cayeron de forma acertada en casi todos los blancos, haciendo sonreír ampliamente a la azabache.
—¡Itachi-san! ¡Dí en los blancos! —comentó emocionada y con ligeros saltitos se dirigió hasta el mencionado.
El Uchiha la miraba con una ligera sonrisa decorando su rostro y acarició de inmediato el cabello de la menor, recibiendo un abrazo de su parte.
—Algún día serás tan fuerte como Shisui, Saori —al escuchar sus palabras, de inmediato esos ojos obsidiana se llenaron de un brillo que quizá solo ella poseía, ya que el mayor nunca había visto una chispa cómo aquella en nadie más.
—¿Y podré ser tan fuerte cómo Itachi-san también? —su pregunta salió llena de ilusión pero sorprendió un poco al más alto.
—Por supuesto —se agachó hasta su altura, observando mejor la amplia sonrisa que le otorgaba la niña—. Tal vez incluso más.
Saori era realmente inusual para ser una Uchiha; era alguien muy brillante y alegre, sin ese frío comportamiento que los caracterizaba. Ella adoraba abrazar a sus seres queridos, entre ellos su hermano mayor e Itachi, a quiénes nunca quería soltar.
—Itachi-san —le llamó, sacándolo de sus pensamientos—. Quiero ser muy fuerte para impresionarlo y poder llamar su atención.
Sus palabras lo desconcentraron un poco, provocando que abriera sus ojos oscuros de par en par debido a la sorpresa por esa oración. No estaba seguro del cómo se podían interpretar esas palabras por parte de una niña y de algún modo agradecía que Shisui aún no volviera, sino, seguro sacaría ese lado de hermano celoso porque Saori quería impresionar a alguien más que no fuera él.
—¿Por qué quieres llamar mi atención, Saori? —no se resistió a preguntar, ansiando conocer la respuesta de la menor.
—Porque lo quiero —y de nuevo esa sonrisa sin una pizca de vergüenza o timidez apareció para decorar su fino rostro.
Por más inexplicable que le resultará, el corazón del azabache se enterneció por sus palabras tan inocentes y la reacción que tenía; Saori Uchiha era una niña muy pura que deseaba jamás cambiará esa actitud que tanto la hacía resaltar del resto en el clan.Deseaba que jamás fuera corrompida por la maldición del odio. Con su índice y dedo medio picó su frente, empujando suavemente su cabeza y manteniendo ahí sus dedos durante unos segundos mientras hablaba.
—La próxima vez lo lograrás —le animó con una sonrisa suave y esos ojos oscuros continuaron brillando.
Ella asintió, tomando otro kunai para lanzar a algún blanco, no obstante, a aquel bosque dónde entrenaban finalmente volvió Shisui, siendo recibido por un abrazo dado por la niña e Itachi los observó por un momento antes de acercarse a ambos por petición de Saori para comer su almuerzo de dangos juntos, como si fueran un trío de hermanos pasando un excelente rato».
