Capítulo 10: ¿Corazón correspondido?

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El ascensor salió de la casa de Charlie por el mismo lugar donde había entrado hacía ya un buen rato, ni una sola palabra había en el aire y solo se escuchaba el ruido del ascensor. Willy se separó de mí, se giró y miró en dirección a la casa de los Buckets, que se alejaba cada vez más con el paso del tiempo. Retiró la mirada y la posó en el suelo del ascensor, lo mira triste, abatido, ya no tenía esa luz dentro de sus ojos relucientes, es como si un dementor se le hubiese arrebatado toda la felicidad de este mundo y la hubiese convertido en miseria. Algo en mí empezó a sentirse igual. No me gustaba verlo tan decaído, tan...afligido. Me di la vuelta y me acerqué a él, pase mis brazos por su cuello e hize que me mirase a los ojos.
-Willy...- Sururrre su nombre preocupada, provocando que me mirase y apareciera en su rostro una sonrisa ladeada triste.
-Hola mi grano de cacao...- Le devuelvo la sonrisa, haciendo que me sujetase, con la poca fuerza que tenía, de mi cadera. Me pegó a él, o al menos lo intentó. Estaba muy desilusionado despues de lo sucedido con Charlie, y ya tenía tan poca fuerza en su cuerpo para continuar agarrandome con el mismo ánimo que cuando me agarraba cuando estábamos en el campo viendo por primera vez a un Oompa Loompa.
Extrañaba su risa infantil, su mirada púrpura feliz, su sonrisa blanquecina, su comportamiento inmaduro, hacía años había soñado con estar frente a frente con el chocolatero más famoso de todo el mundo, y ahora que estoy en frente de él, no se ni siquiera que hacer, no se si darle por fin el tan deseado beso que quería darle desde el principio de la bienvenida, abrazarle tan fuerte que sirviese para consolarlo y quitarle todas sus penas. Si pudiese realmente, le arrancaría su pena de cuajo y me la quedaría yo, para que no le estuviese quitando la ilusión a mi querido niño, a mi querido chocolatero, al chocolate más dulce que jamás haya visto...
El ascensor poco a poco iba descendiendo dentro del patio nevado de la fábrica de chocolate. Al llegar al suelo, Willy me apartó de su cuerpo y cuando las puertas se abrieron, salió cabizbajo secandose una lágrima que le estaba surcando la mejilla derecha y se quedó mirando la entrada de la fábrica con melancolía, que hubiese pasado si Charliele hubiese dicho:
“Sí, por supuesto iré con usted, señor Wonka, sería un sueño hecho realidad, nunca me negaría a esa petición tan fantástica e increíble”
Salí detrás de él y me quede mirando su espalda, un ligero temblor recoria su cuerpo, y supuse que era por el frío, ya que no poseía actualmente su chaqueta gorda, y solo tenía su levita carmín. No sabía que hacer en este momento. Podía marcharme y no saber más de él, largarme devuelta a mi país y dejarlo ahí, solo, sin que nadie le consolase, arrastrando esa pena hasta hallar la solución para quitársela de encima, me armo de  valentía, suspiro y me acerco a él intentando animarle con algo, aunque sea sacarle una mini sonrisa como la de antes, con eso me conformaba, solo eso, acaso era mucho pedir joder!
-Mi chocolate dulce...- Le doy un suave beso en el hombro y me mira feliz, aunque en su mirada se podía ver perfectamente que seguía triste, como si estuviera recordando un momento pesadumbre de su vida, y apostaría lo que sea a decir, que era el peor puto recuerdo que había vivido en toda su existencia.
-Al menos te tengo a ti, mi grano de cacao...- Susurra desanimado, se notaba a leguas que había perdido su ilusión, que ya no era aquel niño que se alegraba con ver regalos debajo del árbol de navidad, sino ya era un adulto viendo exactamente los mismos regalos año tras año, siempre los mismos, con el mismo contenido dentro de ellos. Se gira hacia mí y me da un abrazo extraño.
Sus brazos estaban muy tensos y me sujetaban con firmeza, más que un abrazo parecia otra cosa, parecía que no había abrazado a alguien hacía mucho tiempo atrás.
-Willy- Le llamo para captar su atención, al cual responde con un ligero ronquido suave y girando sus ojos para mirarme- Charlie fue el niño que ganó el premio, pero yo... ¿Qué pinta un sexto billete dorado en los cinco billetes dorados? ¿Qué pinto yo aquí en todo esto?- Pregunto y algo en Willy se enciende, haciendo que en sus ojos se iluminarse una luz denominada “Ilusión”, arqueó sus cejas y una sonrisa siniestra, pero al mismo tiempo feliz, adornó su rostro cetrino.
De la emoción que se había creado en su corazón dulce, dio un mini saltito feliz, haciendo que saliese el niño que se había perdido en el laberinto infinito. Despegó su cara de mi hombro y me mira ilusionado, como si de repente reviviera algo dentro de él una vez más dentro y volviese a la vida saltando y cantando alegremente, como si nada hubiese pasado.
-¡Es verdad!- Exclama sorprendido y sin poder aguantar más las ganas de decir que qué había ganado- En su entonces, yo creé, solo cinco billetes dorados, pero luego pensé “¡Ey! ¿Qué tal si creas un sexto billete y haber si hay suerte...?”- Frunzo el ceño confundida y levanto una ceja e interrumpí su anécdota.
-¿Suerte en qué?- Me agarra de la cadera y me pega a él, provocando que mis mejillas se colorasen un poco. Me pegó a su cuerpo con tanta fuerza que no se podía comparar con como me había cogido antes en el ascensor que teníamos a nuestras espaldas, y sus puertas, se habían cerrado hacia ya un buen tiempo atrás.
-Con todo mi corazón deseaba que no fuese otro niño, si no, que fuese un adulto, y en particular una mujer y que no estuviese malcriada, que adoras los dulces, que pensará igual que yo, igual de inteligente, poder romper las paredes de su mente e ir a un mundo más allá del nuestro, que sería perfecta para mí...- Se separó de mi y elevó una mano al cielo y empezo a moverla- Su premio sería el mejor de todos ellos, algo inigualable,algo fantástico, increíble, algo que a la ganadora del premio encantaste, y sin negárselo dos veces, lo aceptaría feliz, algo realmente amoroso- y me quedé atónita.
-Estas diciendo ¿Qué la ganadora, en este caso yo, ganaría el premio de tener una relación amorosa con el magnífico e increíble chocolatero Willy Wonka?- Gira la cabeza iluminado y estaba asintiendo lentamente con su cabeza, expresando que todo lo que había dicho anteriormente estaba confirmado de que era verdad.
Realmente no sabía que contestar, odiaba tener que tomar estas decisiones, se me eran súper difíciles escoger una, si escogiera la opción del “sí “ Willy se alegraría mucho, empezaría mi ídolo a amarme, uno de los sueños que cualquier adolescente hubiese soñado, pasaría mi vida en su fabrica, averiguando todos los secretos escondidos alrededor de ellas, crear una familia que me amase y yo amarla a ella, Willy sería mi futuro esposo y el padre de mis futuros hijos, solo de pensarlo ya me daban escalofríos por todo el cuerpo, sería algo realmente increíble, algo sacado de un libro perfecto, con final feliz y ser felices por siempre.
-Willy...yo...-Empeze a decir dudosa y tartamudeando, retiro mi mira de sus ojos ilusionados y dentro de mis ojos desaparece ese sentimiento de felicidad y lo cambie por uno de tristeza y confusión.

Sara en la fábrica de chocolate (Willy Wonka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora